Las reacciones de autoinculpación provocan en el individuo un estado de ansiedad cuyo origen podemos encontrarlo en sistemas de educación rígidos. La familia, la escuela o el medio social han estado tradicionalmente cargados de leyes y normas de conducta regidas por el miedo al castigo. Así, hemos ido interiorizando paulatinamente este catálogo represivo hasta que terminan constituyendo parte de nuestra personalidad. Es como un juez o policía que llevamos dentro y que actúa imponiéndose a la espontaneidad de la acción y del pensamiento. Las personas con este sentimiento de culpa se llenan de obligaciones aunque éstas no les correspondan. Son extremadamente escrupulosos y exigentes a la hora de enjuiciarse y viven pendientes de que el castigo o la sanción pueda caer sobre ellos. Las pautas educativas más represivas o las que se derivan de comportamientos ligados a creencias religiosas hacen más frecuente la aparición de estas culpabilidades. Una autoinculpación puede ocasionar epsodios depresivos recurrentes y hasta graves.
En segundo lugar las reacciones que sistemáticamente inculpan a otros de todo lo negativo que sucede se deben a que el individuo no soporta la carga de la propia responsabilidad cuando surgen las frustraciones, y dirige a los demás la sensación de culpa. Reaccionan de forma que lo primero es buscar un culpable fuera de si mism@. Es una forma de liberación que los demás perciben como una conducta agresiva, pero que revela la incapacidad del individuo para autocriticarse de forma objetiva y serena. Aqui aparece también la mentira y/o la manipulación para intentar inculpar a otro. A veces las personas tóxicas emplean con frecuencia esta táctica. El origen de estas conductas está en estilos de educación permisivos en los que la persona no ha experimentado los límites de su conducta ni las consecuencias de sus errores. Sucede frecuentemente en familias en los que la autoridad de padres y adultos y el respeto a unas ciertas normas de convivencia han sido mal o insuficientemente trabajados con los niños y adolescentes. La educación en libertad y responsabilidad es una de las asignaturas pendientes de nuestra educación. De hecho gracias a los medios de comunicación podemos ver lo que con frecuencia sucede con muchos jóvenes: episodios de violencia de los más jóvenes, consumo de alcohol y drogas hasta la extenuación, conductas vandalicas que tienen como base la falta de responsabilidad y la la falta de profundizzación en responsabilidad y libertad.
Muchas de las frustraciones que originan los sentimientos de culpa se producen porque se tiene una idea de nuestra capacidad o de la de los demás, que, por excesivamente optimista, no se atiene a lo real. Lo hemos dicho muchas veces, no hemos de sobrevalorarnos. Hay que huir de aquellas personas que continuamente fanfarronean o presumen de su control sobre todo lo que ocurren, estpos son serios candidatos a la ausencia de autocrítica. Por tanto, la primera estrategia para combatir el sentimiento de culpa es cultivar el sentido de la realidad, lo que supone aceptar, aunque resulte doloroso, qué y quién es cada uno. Para ello, es necesario trabajar la autocrítica mediante la reflexión y tomando en consideración las observaciones que nos hacen las personas que nos manifiestan más afecto y confianza. Determinaremos así las causas de las situaciones conflictivas para aprender de los fracasos y no volver a cometer esos o similares errores.El objetivo es doble: el esclarecimiento de la situación y la desactivación del proceso de adjudicación de culpas. Lo inteligente y provechoso es identificar los errores, reconocer la causa, asumir la responsabilidad cuando nos compete y, ya después, tomar medidas para rectificarlos y para no volver a caer en la misma piedra. Limitarnos a sentir culpa es como encadenarnos de por vida por lo que ocurrió en el pasado, lo que conduce a un estado de ansiedad que puede derivar en depresiones. Sentir culpa sólo resultará útil cuando esta sensación pueda convertirse en acción. Cuando se aceptan los errores sin sentir un fracaso definitivo y paralizante, el error puede percibirse como una oportunidad de aprendizaje, como una fuente de información de qué cosas van bien y cuáles no. Se trata de un proceso de autoaceptación y mejora que genera autoestima, de aprender a querernos a partir de un diagnóstico certero sobre nuestras acciones menos logradas y nuestras posibilidades de intervenir sobre ellas.
Identificar cuales son los sentimientos de culpa.
Analizar en qué situaciones sobrevienen. Donde aparecen con más frecuencia.
Aceptarlos como normales y pensar que son comprensibles. No darle una gran trascendencia y creer que sólo te pasa a ti. Le pasa a todo el mundo. Al reconocer y aceptar estos sentimientos de culpa, resulta más fácil expresarlos y combatirlos
Expresar los sentimientos de culpa. Hablar con otras personas del tema (si es necesario, con profesionales de la psicología) puede ayudar a aliviar este pernicioso sentimiento.
Analizar sus causas. Buscar las razones de estos sentimientos puede contribuir a hacerlos más comprensibles y aceptables.
Reconocer nuestros propios límites. Es muy sano saberlo. reconocer nuestras debilidades y fortalezas. Las primeras para no abarcar cosas que no podemos hacer, y que, a lo mejor, podriamos pedir ayuda. Trata también de enseñarles a las personas que tienen que ver con tu vida y que tratan de manipularte por medio de la culpa, de que tu eres muy capaz de enfrentarte con las desilusiones que les provoque tu comportamiento. El resultado tardará en llegar pero el comportamiento de aquella gente empezará a cambiar cuando vean que no te pueden forzar a sentirte culpable. Una vez que logres desconectar la culpa, la posibilidad de manipularte y de controlarte emocionalmente habrá desaparecido para siempre.
Aprender a dejar vivir a los demás. Aprender a usar la libertad tuya y a respetar la de los demás.
Finalmente, la culpabilidad es en nuestra cultura una herramientas útil para manipular a los demás y una inútil perdida de tiempo. Una vez desconectado el mecanismo de culpa, desaparece la posibilidad de ser controlado y manipulado emocionalmente. 
5 comentarios:
Como se le llama a las personas que siempre se echan la culpa por lo que hacen los demas.
Gracias por todos estos conejos, la verdad que hacen falta. Reflexionar el de por que uno se siente culpable es una tarea dificil. En mi caso, mi marido me hace sentir culpable de cosas, que segun yo, se deberia encargar el. Me hace sentir culpable de las cosas que se le pierde, del orden de sus cosas, de como deberian ir ordenadas en el refrigerador o en cualquier lado. Yo como no estoy trabajando me siento con el deber de hacer todo a la perfeccion, pero muchas veces no voy de acuerdo con los esquemas de el. Trato de seguirlos, pero me siento casi frozad porque no siento que el es coherente con lo que reclama y con lo que hace a diario. Hemos tenido muchos problemas con esta situacion. Nos amamamos mucho, puede ser tambien nuestra diferencias de culturas, ambos somos de diferentes nacionalidad. Pero no estoy tan seguro de ello, creo que es mas bien una fromacion familiar y que el la repudie pero la repite al pie de la letra. Me gustaria que me comentaran esto. Gracias :) Muy bueno su blog
me llamo Ana y siempre me hechan la culpa por todo en mi casa, trato de no sentirme culpable, pues la mayoria de las veces no tengo la menor idea de lo que me estan hablando. sin embargo, en algun momento, los reproches de todo me afectan. intento ser completamente distinta del egoismo que poseen mis padres, recuperar mi autoestima y por supuesto librame de la culpa, aunque asumendo responsabilidades. gracias
gracias por el articulo me ha servido mucho ,que podría decirse que padezco un poco de esto´, es decir, sentirse culpable por todo no solo de uno mismo si no por lo que pueda suceder en los demás.Es sentirse culpable por lo que le pueda suceder a los que nos rodean y esto es muy negativo por lo que se tiene que cambiar y gracias a todo lo expuesto en esta publicacion, me ha ayudado mucho y mi objetivo es dejar toda esa actitud atras ,no solo por mi bien sino por los que me rodean
Hola me llamo Angie, que hago,en mi familia solo ven mis errores y no los de ellos cada vez q cometo un error me hunden en un mar de culpas y yo no se como salir de verdad me siento muy mal, ellos cometen errores, pero cuando yo hago algo parecido ya soy la peor, cuando ellos se equibocan yo trato de no hacerles sentir culpable o en tal caso no les digo nada o solo que se cuiden, pero en mi caso es distinto todo lo hago mal y si hago algo bien ellos ni lo ven. Es algo muy frustante. Un psicologo me recomendo mudarme de casa soy mamá soltera y me da un poco de miedo vivir con mi hija sola pero esta situacion me esta matando. Por favor denme una solucion a mi problema. Gracias.
Publicar un comentario