
Cada vez acuden más parejas a las consultas de los psicologos, la mayoría de ellas dicen que ya no se aman o desean como al principio, como cuando eran novios. Es como si el tiempo desgastara la relación o se perdiera el deseo sexual hacia la pareja. Esa aparente falta de apetito sexual es lo más frecuente. En el capítulo de la pareja abundabamos más en estos temas relacionados con la pasión. Pincha aqui y tendrás la información ampliada: http://www.ayuda-psicologica.info/search?q=La+pareja
Los problemas sexuales comienzan cuando falla la comunicación, cuando deja de haber palabras. Para que haya una buena sexualidad en la pareja tiene que haber armonía. A estos problemas, se va sumando una tensión emocional que va en aumento. Esta problemática relacional donde primero se refleja es en la pérdida del interés en las relaciones sexuales. En este ambiente, es frecuente observar a hombres y mujeres que castigan a sus parejas retirándoles las relaciones sexuales, el cariño, las atenciones, los besos…
¿Se necesita estar enamorado/a para hacer el amor?


Está claro entonces que lo sexual en una pareja es el reflejo de la dinámica de la relación. El tiempo no desgasta el deseo sexual, sino que la relación misma va evolucionando con el tiempo, por lo tanto, el deseo y el amor también van a sufrir una evolución. Al principio de una pareja el sexo suele darse de continuo, a todas horas, es la novedad. Conforme pasa el tiempo, se vuelve algo más de la vida cotidiana.
El deseo no es sólo de carácter sexual. Es todo aquello que nos proporciona algún tipo de satisfacción y placer. Es lo que hace que las personas se muevan, tomen decisiones. Dentro de ese deseo se haya el deseo sexual propiamente dicho. Diríamos que hay deseos que satisfacen más que una buena relación sexual.
La vergüenza y el deseo

Hay mujeres que obtienen más placer con los actos preliminares a la penetración, si su pareja no toma conciencia de ese detalle, con toda seguridad su pareja acabará teniendo problemas. Debemos poner atención en los gustos del otro. Sólo aceptando que somos diferentes podrá haber entendimiento y placer mutuo. Si cada uno va a su aire, lo más normal es que alguno quede insatisfecho.
Históricamente encontramos casos de hombres y mujeres que buscan fuera de sus parejas el tipo de relación sexual o actos que les hacen gozar, porque con sus parejas no se atreven a realizarlo. Un aprendizaje muy importante es saber que una persona puede asumir diversas funciones, madre, padre, mujer, hombre, amante, trabajador/a, compañero/a… En cada situación tenemos que mostrarnos distintos, por ello en la sexualidad tenemos que dejar al margen ciertas cuestiones morales, pues sólo sirven para inhibir.
Para llevarnos bien con los demás, primero tenemos que llevarnos bien con nosotros mismos. Por ello, tenemos que ser más tolerantes con nuestra manera de gozar. La sexualidad no es más que nuestra forma de relacionarnos con el mundo para la obtención de placer. Una sexualidad ampliada, más social que genital, permitirá al individuo un amplio abanico de satisfacciones, puesto que no siempre lo inmediato y rápido es lo más placentero. Hacer el amor con las palabras es lo propiamente humano.
La sexualidad es útil, beneficiosa, agradable, positiva en la pareja. Pero no representa lo esencial. El sexo es un modo de comunicación, como la palabra, los gestos, los escritos, los actos... La sexualidad es una manera privilegiada e íntima de expresar los sentimientos, el deseo de estar cerca del otro y mucho más cuando se le da la exclusividad a la pareja. Entonces, se convierte en un canal privilegiado de intercambios. La sexualidad suele ser la imagen de la pareja, de lo que es realmente la pareja. Cuando una pareja va mal, la sexualidad rara vez va bien. Pero cuando una pareja va bien, la sexualidad suele funcionar bastante bien. Por tanto, se podría afirmar que la sexualidad es un fiel testigo de la salud de la pareja. Sin embargo, la sexualidad puede pasar a ser un enorme problema, sin afectar a la pareja en su esencia. Una pareja puede sentirse muy unida, muy próximos el uno de otro, con una sexualidad muy difícil, como por ejemplo, en caso de enfermedad grave. También puede ocurrir que la sexualidad funcione bastante bien, mientras que la pareja se está destrozando. En cuyo caso, el entendimiento corporal persiste, aunque la relación se esté rompiendo.


Según la encuesta anteriormente referida uno de cada dos españoles considera que su vida sexual no es tan excitante como le gustaría. Un 49% encuentra que su vida sexual es apasionante y el 51% dice que falta variedad entre las sábanas. Para más iformación pueden ver el estudio al completo pinchando aqui: http://www.durex.com/es/sexual_wellbeing_index.asp?intMenuOpen=10.
Por eso es tan importante estar informado. Es el mejor antidoto para prevenir las disfunciones sexuales. Cuando una persona presenta la disfunciones que reflejamos a continación es absolutmente necesario y conveniente que se ponga en manos de un profesional de la psicología que les ayude a resolver el problema. Su cronificación dficultará la solución. Cuanto antes se pona en tratamieno mejor pronostico tendrá. Los trastornos a los que nos referimos son:
- Anorgasmia.
- Trastornos del deseo sexual: Falta de apetito sexual/Exceso de apetito.
- Eyaculación precoz.
- Vaginismo.
- Dispaneuria.
- Tratronos de la exitación sexual: Erección en el hombre y excitación en la mujer.
- Parafílias
1.- Aceptar tu cuerpo y tu físico: Tenemos nuestros pequeños o grandes complejos, pero no por ello vamos a recordarlos permanentemente.Si tu pareja está contigo en ese momento quiere decir que le gustas por algo, así que deja de esconderte tras una ropa y no cortes la respiración para esconder la barriguita! Cuanto mejor te sientas con tu cuerpo, más disfrutareis del momento los dos. No haclo dificult mucho una relación sana.
2.- Aprende a excitar a tu pareja: Tomaté tu tiempo...de lo que se trata es de aumentar el deseo… y eso está al alcance de todos/as. Tiene que ser una invitación al placer que le haga perder la cabeza. Todo empieza cuando el gesto más mínimo es una promesa de placer intenso.
3.- Disfrutar con los cinco sentidos: vista (no apagar la luz..salvo por algún juego), tacto....., gusto, olfato y oido. Todos son muy importantes en la sexualidad.
4.- Descubre sus zonas erógenas: La mujer y el hombre no se limitan a su sexo y poseen numerosas zonas erógenas (puntos anatómicos que una vez estimulados, provocan una excitación sexual). De hecho ambos se suelen quejar que no nos ocupamos lo suficiente de ellos. Aprende a conocerlos para explorarlos mejor. No olvides poner en práctica ciertos verbos para excitarle: besar, acariciar, mordisquear,… Los labios, el cuello y para algunos las orejas pueden transformarse en auténticos detonadores de placer. Tampoco hay que olvidar el interior de los muslos donde la piel es muy fina, los pezones… y sus nalgas –que nos encanta mirar- también merecen que nos ocupemos de ellas...
5.-Aprende a expresar los deseos y el placer. Una estimulación que anime a tu pareja… y que le llevará también hacia el camino de tu éxtasis. Para los/as más tímidas, los suspiros de satisfacción y los susurros con las indicaciones: “por aquí, un poco más abajo, más arriba, si ahí…” ya supondrán un gran paso. Los/as más atrevidos/as serán más específicos/as con sus indicaciones. Una vez que entres en el juego, te sentirás menos inhibido/a y te sorprenderás a ti mismo/a utilizando palabras subidas de tono. Los dos tenéis mucho que ganar, él/ella se sentirá halagado/a y se animará cada vez más. Son muchos los que admiten que les excita cuando su pareja utiliza palabras muy directas o con los gemidos de satisfacción de un/a hombre/mujer. No pierdes nada, al contrario, le enseñarás lo que realmente te excita. Siempre es mejor evitar dar órdenes, podrían bloquearle. Además todo depende de tu pareja. Si es un/a romántico/a que utiliza palabras tiernas, podría chocarle tu léxico, demasiado crudo para sus delicados oídos.
Al contrario de la imagen que pueden dar algunas veces, hombres y mujeres tienen dudas sobre su comportamiento en la cama y pueden quedarse bloqueados ante una experto/a sexual. Necesitan sentirse en confianza. Es bueno demostrar a la pareja que es el único objeto de tu deseo y es el único ser en la Tierra que te excita hasta ese punto. Dile cómo te gustan sus caricias y ciertas partes de su cuerpo. Es importante que sepa que le valoras por cómo es. Ser demasiado directo/a no sólo puede asustarle sino que además puede provocar que la relación sexual sea rápida y deje una sensación de frustración, como muchas personas manifiestan cuando deciden afrontar un problema sexual en la pareja. Aprende a tocar con delicadeza y no pongas de entrada la mano directamente en su sexo. Todo el mundo necesita un acercamiento con suavidad. Acaricia delicadamente su pelo, su nuca, su manos o sus caderas para empezar...
7.- Tomar la iniciativa: Siempre hay un miembro de la pareja que se queja a menudo que suelen tener que dar el primer paso cuando se trata de relaciones sexuales. Les gustaría que el otro tomase más a menuno la iniciativa. Así que lánzate y dale a entender que te apetece hacer el amor. A veces una mirada y una sonrisa cómplice es suficiente para pasar el mensaje. Pero a veces hay que ser un poco más explícito/a. Un “tengo ganas de ti”, susurrado al oído mientras estáis cenando en casa de unos amigos, un SMS tórrido cuando esté en el trabajo, unas manos que se pasean por zonas sensibles cuando estáis viendo un programa aburrido en la tele… No olvides los buenos efectos de un beso largo, profundo y apasionado. Es el primer paso antes de alcanzar la promesa del éxtasis. Pero tambien hay que saber elegir el momento antes de tomar la iniciativa. Si está delante de la tele viendo un programa que le interesa, déjalo para otro momento… Lánzate cuando sientas que esté receptivo/a, tranquilo/a y sereno/a.