martes, 19 de febrero de 2008

¿Como superar los bloqueos ante determinadas situaciones?

Las personas que sufren bloqueos lo pasan realmente mal porque se quedan bloqueadas ante determinadas situaciones, no saben responder adecuadamente ante un enfrentamiento y no reaccionan de manera adaptativa cuando algo no sale como esperan. Se bloquean ante cualquier cosa. Es una sensación de la que no se sabe cómo salir. Le pasa a muchas personas, no importa el sexo, ni la condición social, ni la formación.

Hay personas que ante una situación de abuso no saben cómo reaccionar adecuadamente. Otras, se quedan bloqueadas, incapaces de hallar una respuesta oportuna hasta que ha pasado la situación. Hace falta identificar por qué reacciono así, qué temo de los demás, para poder resolverlo. También es importante llegar a un equilibrio para no sobrecargarse; si lo hacemos, tenemos que identificar por qué lo hemos hecho y si nos compensa.

Además, hay que trabajar en potenciar la seguridad y la autoestima. Las personas seguras de sí mismas saben reaccionar ante situaciones que pueden significar un excesivo sacrificio, pues valoran las consecuencias en su justa medida, para reaccionar de forma positiva.

Miedo al rechazo

A veces, no reaccionamos como nos gustaría por un miedo casi imperceptible a que los demás nos rechacen, en cualquier ámbito de nuestra vida familiar, social y laboral. Una lista de pensamientos paralizantes, muy rápidos, como pequeñas bombas de relojeria hacen saltar nuestras alarmas y nos ponen contra las cuerdas para afrontar una situación que tarde o temprano nos van a bloquear. Pensamos que si le negamos un favor abusivo a un amigo, podemos perder su amistad; si le decimos que "no" a nuestro jefe ante un encargo que no nos corresponde o nos defendemos ante una situación injusta, puede despedirnos; o si discutimos abiertamente con nuestra pareja, corremos el riesgo de que nos quiera menos. Para superar ese miedo al rechazo, hay que detectar a qué se le tiene miedo exactamente, considerar si las consecuencias más graves imaginadas pueden ser reales y, en caso afirmativo, valorar si me compensa sostener una relación de esas características.

Situaciones que pueden bloquearnos

Alicia (35 años) al coger un taxi: "El otro día me quitaron un taxi delante de mis narices diciéndome: 'No te importa, ¿verdad?, es que tengo mucha prisa', y me quedé muda, bloqueada. Pero no es la primera vez que me pasa -dice Alicia: hace poco pillé a un compañero contándole a otro un cotilleo sobre mí y no fui capaz de encararme con ellos". Este bloqueo ante situaciones que nos ponen nerviosos es más habitual de lo que parece y muchas personas reaccionan de forma equivocada. Son personas poco reflexivas, más bien impulsivas, que tienen poca seguridad en sí mismas y están muy pendientes de la opinión de los demás, les importa sobre todo lo que piensen los demás y su imagen ante ellos o la gente que observa. Para mejorar la capacidad de respuesta y reaccionar de forma positiva es importante relativizar las situaciones, dando mayor relevancia a uno mismo.

Rocio (36 años), de profesión secretaria de dirección, dice que la situación "le dejaba frustrada":
"Mi jefe siempre incumplía su promesa de un aumento de sueldo. Cada vez que lo aplaza
ba, no era capaz de protestar y salía de su despacho con la sensación de que me habían tomado el pelo. Luego se me ocurrían un montón de argumentos que tenía que haberle expuesto para conseguir lo que era justo y me quedaba frustrada y enfadada conmigo misma por no haber sido capaz de reaccionar. Con mi marido también me costaba defender mi postura. El resultado era que cuando me sentía muy desbordada, explotaba desproporcionadamente. Una psicóloga me dio un gran consejo: "Piensa primero en ti misma y asume riesgos pequeñitos para comenzar a responder a los demás; con la práctica, verás cómo puedes con desafíos más grandes" Así lo hice y comencé a superar el bloqueo y a perder el miedo a defenderme. Ahora me siento mucho más satisfecha y segura conmigo misma".


Consejos para superar los bloqueos:

1. Prepara posibles respuestas. "Resulta útil darse cuenta de en qué situaciones ocurre el bloqueo, anotarlas y preparar las respuestas para poder reaccionar. Se trata de adelantarse a la situación y controlar la variable de la improvisación", aconseja la psicóloga Isabel Álvarez. Pueden servirte las frases que te vienen a la cabeza una vez pasada la situación bloqueante y que te hubiese gustado haber dicho en el momento.

2. Visualiza situaciones. Imagina una situación en la que ocurre algo que deja sin respuesta y visualízate a ti mismo reaccionando como te gustaría hacerlo de verdad si no te bloqueases. Una vez que hayas percibido que se puede hacer, te resultará más fácil ponerlo en práctica. Comienza con pequeños retos o situaciones más fáciles y ve avanzando.

3. Refuerza tu autoestima. No olvides que tú vales tanto como la persona que tienes enfrente, que tu opinión, acertada o no, debe ser escuchada y respetada. Potencia tu autoestima para ganar seguridad en ti mismo y poder enfrentarte a situaciones que no te resultan agradables respondiendo de forma positiva.

4. Aprende a relativizar. Piensa en qué es lo más grave que puede ocurrir si le dices, por ejemplo, a tu marido que no estás de acuerdo con sus planes, o a un amigo que no te apetece salir. Cuando compruebes que ni tu marido te va a pedir el divorcio, o tu amigo va a dejar de hablarte… te resultará menos angustiante responder.



Haznos llegar tu experiencia de bloqueo y nos ayudarás para ayudar a su vez a más gente..... escribenos tu post...animate a contarlo...a todos/as nos ha pasado alguna vez....

miércoles, 13 de febrero de 2008

Como vencer la timidez


Hemos hablado de los miedos y de las fobias. La timidez es una forma atenuada de fobia social, y que habitualmente tenemos y disimulamos todos mejor o peor.
La timidez es una sensación de inseguridad o vergüenza en uno mismo, que una persona siente ante situaciones sociales nuevas y que le impide o dificulta entablar conversaciones y relacionarse con los demás.
No sabemos si resultaremos competentes, valiosos o apreciables a los demás. esa inseguridad nos atenaza muchas veces....
Muchas veces esto esta en agudo contraste con un ambiente familiar en el que hemos sido mimados y protegidos, aunque en otras ocasiones es todo lo contrario: un ambiente familiar autoritario y descalificador también produce futuros tímidos. Ojo para los padres y madres que usan esas pautas para con sus hijos/as.
Nuestra forma de ser se hace en el ejercicio de relacionarse con los demás, es un resultado de ATREVERSE a ser delante de los demás, mezclándose y entrando en conflictos que uno aprende a ir solucionando sobre la marcha.
La persona tímida es cautelosa: no se arriesga a equivocarse, a ser rechazada o a resultar inadecuada, y como no practica no avanza, y espera que un día se levantará con la moral alta y resultará segura de sí misma por arte de gracia (y no pasando por los malos tragos y apuros que todos tenemos que pasar para curarnos de complejos e inseguridades y para resultar hábiles amigos y relacione públicas).
Descubrir lo que somos realmente tiene algo de lanzarse al abismo de lo desconocido y explorar lo que resulta de ello, y esta es la forma mejor de superar la timidez. Arriesgar en las relaciones sociales siempre reporta más ventajas que inconvenientes, al fin y al cabo el género humano es social por naturaleza.
hemos de intentar cambiar nuestra forma de relacionarnos si nos cuesta ser comunicativos: Palabra a palabra obligarnos a nosotros mismos a enseñar LO QUE PENSAMOS pero también -y sobre todo- LO QUE SENTIMOS (como cuando decimos 'me molesta el humo que me hechas a la cara' o 'me gustaría que tomáramos el sábado un café juntos', o 'este fin de semana me apetece ir de excursión con unos amigos que hace tiempo que no veo').

Pensamientos que nos cohiben
A menudo superar la timidez también es una cuestión de número de palabras (cambiar el 'si', 'no', 'tal vez' por frases de cinco minutos).
Dejarse ir hacia una frase que va a ser muy larga es como confiar en tu propio cerebro, en su auto-estimularse, refrescarse y entusiasmarse por una tarea intelectual (en el fondo le encanta, es lo suyo).
La persona tímida tiende a creer que no tiene mucho VALOR, o CAPACIDAD, pero la realidad no es exactamente esa (mucho grandes tímidos han sido perfectamente grande genios científicos o escritores) sino que UNO MISMO/A SE PONE ENCIMA UN PEDRUSCO, inhibiéndose con pensamientos negativos tales como 'lo mio no tiene importancia' 'mis cosas aburren' 'mi interés no coincide con el de los demás' 'podría ofender, aburrir o molestar a alguien' o cuestiones y/o lindezas parecidas.
Esto a lo que podíamos llamar AUTO-SABOTAJE equivale a que estuviéramos pensando 'seguramente no caminaré recto y estéticamente, pareceré torpe y tropezaré' y como fruto de esta hipótesis tan poco constructiva REALMENTE hasta consiguiéramos andar mal y tropezar.
Nos cuesta encontrar un lugar en el mundo, EL NUESTRO, y en vez de ello caemos en el error de pretender ser OTROS.
Sería buena cosa rebelarnos de una vez por todas y determinarnos a ser espontáneos, aceptando luego con resignación el número amigos y enemigos que ello produzca (por lo menos seríamos felices NOSOTROS y NUESTROS amigos, y nuestra alegría llenaría nuestro entorno).

¿Cómo afecta nuestras vidas la fobia social?

Nos empobrece reduciendo a la mitad nuestra vida social, nuestras posibilidades de ocio y progreso profesional.
La frustración que todo ello implica puede reflejarse indirectamente en forma de desánimo general (a veces es causa de caer en un depresión tras un larga etapa vital de sufrimiento) e irritación descontrolada con el circulo familiar íntimo.
Las relaciones que exigen iniciativa, sostén y aportación por nuestra parte se pueden llegar a ver gravemente resentidas y romperse.
Elimina aquellos oportunidades que suelen provenir de la actividad social (hacer amigos en el colegio o en el trabajo, participar en las equipos, promocionarse en el trabajo, etc.) . Puede ocurrirle a un fóbico social que rechace un buen trabajo solamente por el miedo que tiene a las nuevas responsabilidades, especialmente si tiene que tratar con muchas personas y hacer reuniones.

¿Soy un bicho raro?

Los datos nos aclaran algunos de los mitos de la timidez y de la fobia social. De 1-2 por mil de los hombre y 2-3 por mil de las mujeres padecen fobia social. Es una dificultad que se conoce bien, tanto el porqué se produce como el modo en el que puede tratarse.

Si la timidez se experimenta de forma frecuente y promueve una alteración de la normalidad del funcionamiento del sujeto y le impide sostener el bienestar y lograr sus metas, se hace recomendable un abordaje para su control y solución.

El tratamiento puede ser diverso, y va desde el entrenamiento de autoayuda con autoobservación y fijación gradual de nuevas conductas hasta la medicación reductora de la actividad ansiogénica del sistema simpático.

¿Tiene solución?

No es imposible adquirir estas dos capacidad que resolverían el problema:
  1. las habilidades expresivas, sociales y de trato que no hayamos podido adquirir en el curso de nuestro aprendizaje por razones de modelos familiares imperfectos, inadecuada intervención escolar o por las dificultades emocionales que hayan interferido.
  2. La habilidad de controlar el miedo irracional mediante distintas estrategias de enfrentamiento, control emocional e información psicoterapéutica especializada.
Una ayuda farmacológica puede ser aceptable como un medio de atemperar las dificultades iniciales, especialmente si el nivel de ansiedad produce severos síntomas incapacitantes como intensas taquicardias o ataques de pánico, insomnio y depresión.

¿Puedo solucionarlo por mí mismo/a?

  • Algunas lecturas de libros de autoayuda que tratan las fobias de una forma sencilla nos pertrecharán con una mayor comprensión del problema.
  • La práctica de la relajación, yoga, y/o ejercicio para bajar el nivel general de ansiedad.
  • Ejercicios prácticos de expresión:
    • lectura en voz alta del periódico utilizando un tono de voz alto y que tenga contenido emocional;
    • grabar un pequeño ejercicio de unos 10 minu tos (5 veces a la semana) en el que contemos como si estuviéramos delante de un grupo de personas un asunto que hemos leído, visto en televisión, escuchado en la radio o hemos oído o pensado. El tema ha de ser diferente cada vez. Contra más exagerado es el tono expresando disgusto, placer, admiración, guasa, etc. más efectivo es el ejercicio. No olvidar al final añadir nuestra opinión sobre el asunto. Procurar conforme pasa el tiempo aumentar la longitud de las frases.
  • Preparar el terreno hablando en primer lugar en las situaciones mas fáciles (familiares de confianza, vecinos, compañeros de trabajo) introduciendo elementos que impliquen humor, comentarios personales y opiniones atrevidas.
  • Procurar adquirir compromisos tales como acudir a las reuniones de vecinos, religiosas o de trabajo, eventos sociales, etc. aunque nuestro papel al principio fuera modesto, pero logrando al menos familiarizarnos más con la situación grupal.
  • Hacernos un plan de EXPOSICIÓN gradual a las distintas situaciones sociales que nos agobian intentando hacer progresos pequeños pero continuados.
  • Suprimir las conductas anticipatorias que tanta ansiedad inducen al adelantar con los ojos de la imaginación mil situaciones agobiantes, humillantes y desagradables. Es mucho mejor no pensar y si tuviéramos que pasar por una situación temida, por ejemplo una boda, no sufrir hasta el momento en el que comience el banquete (y a ser posible tampoco en medio).

  • Tampoco conviene hurgar en la herida más de la cuenta, haciendo agoreras y cínicas disquisiciones de nuestro papel en el mundo. Es mejor concentrarse más en progresar que en criticarse a uno mismo.
  • Conviene facilitar el aproximamiento a los distintos ambientes estando al menos al día de las inquietudes y afanes por las que los humanos nos unimos en amistad (preocupaciones sociales, conocer la música actual, el deporte o las modas, procurando si cabe estar en un buen nivel como para poder más adelante tener algo que aportar).
  • Preocuparse por saber lo que la mayoría sabe (por ejemplo saber hacer una barbacoa, bailar, conocer los procedimientos administrativos, desenvolverse en un restaurante, etc.)
  • Disponer también de una personalidad propia (unos gustos, unas ideas conocidas, unas intereses, etc.) que pueda hacer atrayente y productiva nuestra incorporación en los grupos.
  • En los momentos de hablar en público no estar mirando con lupa nuestras sensaciones físicas perturbadoras sino los ojos de los interlocutores, y mirándolos comenzar a hablar LENTO y DETALLADO en vez de rápido y comprimido tal como el "salir rápido" del apuro nos pediría.
  • Hacer maniobras de preferencia, tales como sentarnos en el sitio de la mesa que más nos gusta y al lado de la persona que nos cae mejor o en el medio (en vez de sentarnos en el rincón más alejado y junto a la persona que menos nos gusta).
  • Si notamos que la voz nos tiembla, en vez de ultimar proseguir hasta que el efecto desaparezca, haciendo que el temblor inicial quede olvidado por un final aceptable o por la simple voluntad de expresarse.
  • No exigirse a uno mismo el imperativo más bien contraproducente de pretender ser inteligentes para los demás sino que en vez de RENDIR debemos cambiar la misión a PARTICIPAR.
  • Algunos fóbicos sociales han utilizado técnicas de INUNDACIÓN como aceptar un trabajo de cara al público, o presentarse voluntarios en una asociación para obligarse así a 'pasar por el tubo' y superar los problemas de una vez. Este método de 'sacar la muela a mano' no funciona siempre y puede ser una apuesta que sobrepase muestras verdaderas fuerzas.
  • Si nos sentimos preparados por haber avanzado en los puntos anteriores nos podemos atrever a llevar a cabo alguna actividad mas eficaz tal como apuntarnos a una asociación, un curso de expresión corporal, un taller de habilidades sociales (en el que mediante juegos didácticos, simulación de situaciones y ensayo de nuevos comportamientos, y en un ambiente de personas con similares dificultades a las nuestras podemos quemar etapas) o aceptar un trabajo que sabemos que nos pondrá a prueba.
  • Sería algo bueno de cara a superar los miedos el reflexionar más allá de lo mal que nos sentimos lo que hay de realidad en los supuestos peligros (miedo al rechazo, a que no nos valoren o a no resultar interesantes y dignos de amor que posiblemente provienen de algunos factores educativos mal aprendidos -o enseñados cabría decir-.
Trucos para superar la timidez

1. Reconoce tu miedo y acéptalo como algo propio y personal. No intentes sacarlo de ti. No lo conseguirás. Lo mejor es asimilar que te ocurre.
2. Habla sobre tu miedo y compártelo con los demás, es la forma de habituarte a que es una característica tuya y a tratarla con normalidad.
3. Descodifícalo y defínelo: ¿de qué sentimientos se compone ese miedo? Angustia, pena, decepción, culpa, indefensión. Identifica cada uno de los sentimientos y llega al fondo de la cuestión, tal vez descubras que el miedo es una coraza que oculta algo más profundo y a lo que tienes que dedicarle tiempo.
4. Busca toda la información que puedas necesitar. Si tienes miedo a la comunicación con las personas, es absurdo que intentes no saber nada de ello, cada vez estarás peor debido a la falta de información, y tendrás más oportunidades de pensar en lo peor e inventártelo o distorsionarlo. Si estás bien informado esto no te pasará.
5. Reafírmate y céntrate en tus éxitos. Enumera tus cualidades, quiérete. Habla sobre ti mismo con respeto y cariño. Evita las recriminaciones y los insultos.
6. Pídele a alguien que te ayude y te dé apoyo, que funcione como observador, más tarde podrá decirte si lo hiciste bien o no.
7. Concédete un espacio de tiempo para anticipar en positivo, busca opciones distintas y haz un listado de cosas positivas que pueden ocurrir, intenta visualizarte realizándolas con éxito, mira como te desenvuelves de manera adecuada y como consigues tu objetivo.”estoy hablando con gente y estoy tranquilo”, “se ríen de un chiste mío”, “me escuchan cuando hablo”, “doy mi opinión y es valorada”, etc.
8. Actúa conservando la conciencia de este ideal, de esta anticipación positiva y del apoyo de la persona que te está ayudando.
9. Una vez que hayas superado el miedo y hayas salido con éxito recuerda a la persona que eras antes dominada por el terror y comparte con ella el orgullo del éxito conseguido. Haz una comparación positiva entre lo que eres hoy y lo que eras ayer, será la forma de conseguir tener cada vez menos miedo y adquirir confianza. Si sólo recuerdas la forma positiva de actuar y el trabajo que te costó actuar bien podrás superarlo, ya que te aferras sólo a aspectos positivos de la situación.
10. Intenta expresar las emociones que te provoca el miedo en voz alta y a otras personas. Al hablarlo, se separa de ti y podrás ser más objetivo a la hora de analizarlo. Pide a los demás que te ayuden a vivir con intensidad el miedo, no necesitas soluciones ni alivio, sólo que te escuchen, tú mismo encontrarás la solución cuando te distancies de la emoción en bruto y busques soluciones a los hechos concretos.
11. Intenta hacer una descripción del futuro tal y como a ti te gustaría, viéndote bien y con el problema resuelto. Identifica las sensaciones que te produce y retenlas en tu mente para generar mayor positividad.


¿Y si no puedo?

Es el momento de acudir a un profesional. Acuda a un/a psicólogo/a. Existen distintas psicoterapias exitosas contra la fobia social, siendo un problema clínico relativamente sencillo de solucionar comparado con otros trastornos mentales mayores.
A veces la verdadera dificultad es el orgullo o la cicatería lo que nos impide reconocer que tenemos un grave problema y acudir a un profesional competente.

Haznos llegar tus comentarios sobre la timidez, sobre como te has enfrentado a ella y los problemas que te ha producido....

domingo, 3 de febrero de 2008

El miedo ¿Como puede superarlo?


Todos sentimos miedo en nuestra vida. Gracias a él hemos llegado a sobrevivir como especie. De no ser así habríamos muerto bajo las patas de un mamut hace miles de años. Éste es el miedo que llamamos equilibrante porque está asociado a la prudencia, nos permite reconocer aquellas situaciones que pondrían en peligro nuestra propia integridad. Este miedo evita por ejemplo que digamos a un superior lo que realmente pensamos de él, o que nos quedemos en cama varios días cuando nuestra obligación es ir a trabajar.

Sentimos miedo frente al fracaso, al rechazo, a las pérdidas y mucho miedo frente a los cambios. Con todos estos ejemplos nos damos cuenta que el miedo nos acompaña a través de nuestra vida y madurez manifestándose en ocasiones cuando tenemos incertidumbres sobre nuestras relaciones, nuestra vida futura; es decir cuando sentimos inseguridad.

Para manejar el miedo es importante reconocer y aceptar que se tiene miedo. Una vez hecho esto, pasamos entonces a reconocer a qué le tememos. La mayoría de las veces nos cuesta mucho reconocer exactamente a qué le tememos.

Pero, ¿qué pasa cuando el miedo equilibrante se alarga en el tiempo y sin justificación aparente?: entonces se convierte en un miedo tóxico, que puede dañar nuestra salud y bienestar.

El miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza. Desde el punto de vista psicológico , es un estado afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al medio, que provoca angustia en la persona. El miedo forma parte del carácter de la persona y se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte). El miedo es una emoción con la que nacemos, pero que se puede ir modulando a través de la propia educación, el entorno, la cultura, etc.

El miedo modifica nuestra forma de estar sobremanera, ya sea por algo interior o exterior, real o ficcional, acudimos al Diccionario Oxford de la Mente, el cual argumenta que las causas principales del miedo serían la exposición a una estimulación traumática, la exposición repetida a una exposición subtraumática (sensibilización), la observación directa o indirecta de personas que muestran miedo y la recepción de información que lo provoca.

Habría cuatro componentes básicos de los que consta el miedo: la experiencia subjetiva de temor, los cambios fisiológicos, las expresiones directamente observables de miedo y los intentos de evitar ciertas situaciones o escapar de ellas.

Hay muchos tipos de miedo, por ejemplo, el miedo neurótico. También los miedos agudos, provocados por estímulos o situaciones tangibles y que se disipan con facilidad cuando se retira o evita el estímulo que los ha suscitado; frente a los miedos crónicos, que son más complejos y pueden estar o no ligados a un origen tangible que los provoque.

Las consecuencias del miedo pueden ser muy diversas, pero una exposición repetida a los estímulos que causan miedo puede provocar cambios duraderos en la conducta, los sentimientos y el funcionamiento psicofisiológico de las personas.

Se plantean posibles soluciones para corregir los miedos, entre ellas los métodos psicológicos, que se pueden dividir en los que intentan reducir el miedo directamente y los que tratan de modificar sus supuestas causas subyacentes.

El miedo es un concepto que puede relacionarse con otros términos del mismo campo, sobre todo en lo referente al género cinematográfico que vamos a tratar. Uno de los más cercanos y a menudo difícil de separar es el de ansiedad. Esta se puede definir como "un estado de agitación, inquietud, una angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis y que no permite sosiego de los enfermos. La principal diferencia entre el miedo y la ansiedad sería que el primero se refiere a sentimientos de temor sobre peligros de carácter tangible, que se vinculan a aspectos específicos del mundo exterior, mientras que la segunda se relaciona con sentimientos de temor difíciles de vincular a fuentes tangibles de estimulación; sus orígenes son inciertos. La ansiedad se siente siempre y cuando las respuestas producidas ante una señal de peligro sean ineficaces, y se mezcla a menudo con el miedo.

Por otro lado, decimos que el miedo que hace referencia al peligro real de una forma más o menos específica, pero desproporcionada, es una fobia. Las personas fóbicas se dividen en aquellos que responden con un miedo extraordinariamente intenso a una situación específica y los que manifiestan un miedo extraordinariamente intenso en numerosas situaciones que a menudo son difíciles de especificar. Cuando una persona está muy asustada de algo que no produce especial miedo a los demás, es porque el objeto o la situación en cuestión ha quedado asociado en su mente con algún temor infantil; también se da el caso de que el objeto o la situación temidos se han convertido en el símbolo de algo temido inconscientemente.

Por otra parte, debemos hacer alusión al término terror, que sería el miedo específico a que ocurra algún acontecimiento o acción nefastos. Lo distinguimos del horror, ya que este implica algo repugnante y negativo, mientras que el terror, no. Se encuentra en la categoría de respuestas instintivas que los seres humanos comparten con la mayoría de los animales y el miedo a la violencia infligida al cuerpo se encuentra en la base del proceso de terror. Debemos destacar que la mayor parte de los seres humanos parecen disfrutar de la sensación de terror en condiciones no extremas, y uno de los ejemplos más cercanos son las películas de miedo, las cuales son objeto de nuestro estudio.

Por último, debemos relacionar algunos términos ya no con el miedo en abstracto, sino con el provocado en el cine. Así, el concepto de susto y de sobresalto está muy unido al miedo en el cine. El primero se define como una impresión repentina causada en el ánimo por sorpresa, miedo, espanto o pavor; una preocupación vehemente por alguna adversidad o daño que se teme. Un sobresalto sería la sensación que proviene de un acontecimiento repentino e imprevisto, un temor o susto repentino.

El pánico sería el miedo grande o el temor muy intenso.

La tensión de alerta causada por el miedo es necesaria para vivir, sirve para superar los peligros reales y, además nos ayuda a defendernos de nuestra angustia.

La noción de peligro forma parte de nuestra vida y habla de nuestro grado de socialización. A partir de los quince meses, al niño se le empieza a imponer una serie de límites y tabúes en pro de su seguridad. A fuerza de un ¡no! Aprende, por ejemplo, que no debe tocar las cosas calientes. El miedo a lo que pueda ocurrir funciona entonces como previsor y sistema de alarma ante los peligros reales y justificados.

Después de años de estudio, los psicólogos han llegado a la conclusión de que no es tan sencillo asociar un determinado estímulo con una sensación de miedo concreta como proponía Watson, porque es la experiencia de cada persona la que determina si va a sentir terror o no.

Cuando el miedo es tan intenso que nos impide llevar una vida normal, entonces se vislumbra un problema llamado fobia.

· El miedo que se experimenta es objetivo, está perfectamente justificado y nos protege de una serie de peligros.
· La fobia suele manifestarse cuando experimentamos obsesión ante objetos, situaciones, o incluso sensaciones que la persona reconoce como absurdas e injustificadas, pero que, sin embargo, no puede enfrentar.

La teoría del temor preparado de Martín Seligman sostiene que es más fácil aprender unos temores que otros. Seligman cree que estamos preparados por la evolución para desarrollar con facilidad temores a ciertos estímulos, como serpientes y arañas. Aunque es más probable que otros objetos comunes causen dolor o daño (como un martillo, un ventilador eléctrico, un enchufe, etc.), es menos probable que se desarrollen fobias por esos objetos que por las arañas o serpientes.
El porque de esto, según Seligman estos estímulos representaban peligros en los inicios de la historia humana. Por medio de la selección natural, se han vuelto estímulos condicionados muy efectivos.

Pero es muy importante tratar de analizarlo para poder resolver esa situación. Incluso nuestra mente nos ayuda a hacer más difícil la situación de lo que en realidad es.

Si sentimos que estamos frente a una posible amenaza es mejor estar claros qué es lo peor que nos puede pasar en esa situación y nos vamos preparando para manejar la situación y sus consecuencias de una manera más productiva e inteligente. Cuando tenemos miedo nuestro sistema se bloquea y no podremos pensar ni actuar con lo mejor que tenemos.


Pero veamos este video que nos aclara como funciona el miedo:


Pero las fobias son la manifestación patológica del miedo:

¿Qué es una fobia?

Una fobia es un temor persistente e identificable que resulta excesivo o irracional y que se desencadena por la presencia o la anticipación de un objeto o una situación específica. Las personas que sufren una o más fobias experimentan una ansiedad constante cuando están expuestos al objeto o la situación específica. Entre las fobias comunes se incluyen el temor a los animales, la sangre, las alturas, los espacios cerrados o el vuelo. En los adultos ha de manifestarse durante tres meses continuados, los niños y adolescentes, el temor identificado debe durar al menos seis meses para ser considerado una fobia y no un temor transitorio.

Los tipos de fobias que se observan en las personas adultas, niños y adolescentes incluyen:

  • fobia específica - ansiedad asociada con un objeto o una situación específica. El objeto o la situación fóbica se evita, se anticipa con temor o se vive con ansiedad extrema, al extremo de interferir con las rutinas y las actividades normales.

  • trastorno de pánico con o sin agorafobia - período inesperado e imprevisible de temor o malestar intenso acompañado de falta de aire, mareo, aturdimiento, temblor, temor a perder el control y un aumento en la frecuencia cardíaca (denominado ataque de pánico). Los síntomas pueden prolongarse varias horas, pero generalmente alcanzan su punto máximo después de 10 minutos. La agorafobia se define como un temor a los espacios abiertos, por ejemplo a estar afuera o salir solo, relacionado con una o más fobias o con el temor de sufrir un ataque de pánico.

  • fobia social - temor a una o más situaciones sociales o públicas en un ambiente apropiado, con otros individuos del mismo grupo etáreo (por ejemplo, una representación escolar, un recital, un discurso o presentación).

  • mutismo selectivo - incapacidad para hablar en situaciones sociales específicas que se da en niños o adolescentes que pueden hablar, y lo hacen, en otras situaciones.

¿Cuáles son las causas de las fobias?

Las investigaciones indican que existen factores genéticos y ambientales que contribuyen a la aparición de fobias. Las fobias específicas se asocian con un primer encuentro aterrador con el objeto o la situación que las provoca. No obstante, aún resta saber si esta exposición inicial que condiciona el comportamiento posterior es un factor necesario o si las fobias pueden desarrollarse en personas genéticamente predispuestas.

¿A quiénes afectan las fobias?

Los trastornos de ansiedad son comunes a todas las edades. Se calcula que un 15 por ciento de la población en general (y en un 9% de niños y adolescentes) sufren de fobias.

¿Cuáles son los síntomas que se observan en un adolescente con una fobia?

Los siguientes son los síntomas más comunes que pueden aparecer cuando una persona se ve expuesto, o anticipa la exposición, a un objeto o una situación específica que le produce temor o ansiedad intensa. Sin embargo, cada persona puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:

  • aumento de la frecuencia cardíaca
  • sudor
  • temblor o estremecimiento
  • dificultad para respirar
  • sensación de atragantamiento
  • dolor o molestias en el tórax
  • malestar estomacal
  • sensación de mareo o desmayo
  • temor a perder el control o enloquecer
  • temor a morir
  • aturdimiento
  • escalofríos o calores súbitos

En los ataques de pánico, se deben producir al menos cuatro de los síntomas enumerados anteriormente con o sin una causa conocida e identificable.

Los síntomas de una fobia pueden parecerse a los de otros trastornos médicos o problemas psiquiátricos. Siempre debe consultar a un/a psicólogo/a para el diagnóstico.

¿Cómo se diagnostican las fobias?

Un/a psicologo/a u otro profesional de la salud mental calificado normalmente diagnostica los trastornos de ansiedad en niños o adolescentes a partir de una evaluación psicológica completa. Los padres que advierten signos de ansiedad severa en sus niños o hijos adolescentes pueden ayudar buscando una evaluación y un tratamiento precoces. El tratamiento precoz puede prevenir problemas futuros.

Tratamiento para las fobias:

El tratamiento específico para las fobias será determinado por el/la psicólogo/a basándose en lo siguiente:

  • la edad, su estado general de salud y sus antecedentes médicos
  • la gravedad de los síntomas
  • el tipo de fobia
  • la tolerancia a determinados medicamentos o terapias
  • las expectativas para la evolución del trastorno
  • su opinión o preferencia

Las fobias, al igual que otros trastornos de ansiedad, pueden ser tratadas eficazmente. El tratamiento siempre se debe basar en una evaluación integral de la persona y su entorno. Las recomendaciones de tratamiento pueden incluir, entre otras, terapia individual o cognitiva conductual para la persona (concentrada en ayudarlo a aprender nuevas formas de controlar la ansiedad y los ataques de pánico cuando/si ocurren). Algunas personas también pueden beneficiarse del tratamiento con medicamentos, específicamente, medicamentos que detengan la aparición de los ataques de pánico, siempre que estén recetados por un7a medico/a. Las personas que rodean al paciente tienen un rol vital de apoyo en cualquier proceso de tratamiento.

Prevención de las fobias:

Hasta el momento, no se conocen medidas preventivas que permitan reducir la incidencia de las fobias. Sin embargo, la detección e intervención precoces pueden reducir la gravedad de los síntomas, estimular el crecimiento y el desarrollo normal del adolescente y mejorar la calidad de vida de los niños o adolescentes con trastornos de ansiedad.

El miedo y la fobia tiene solución

Lo positivo es pensar que éstas patologías tienen buen pronóstico. Si se hacen las cosas bien, si el profesional y el paciente siguen las pautas que este trastorno necesita, las personas se rehabilitan, se les "cura" su miedo.

El rol de la familia
Los familiares a veces creen que con una postura rígida y autoritaria, los miedos patológicos se les van a ir, pero lo que realmente necesita el que lo sufre es contención y colaboración para la búsqueda de un tratamiento adecuado.

Recomendaciones para la familia:
- Comprenda que se trata de un miedo irracional
- Transmita tranquilidad y confianza
- Escuche, incentive a quien está en crisis a relajarse (regularizando la respiración, por ejemplo)
- Ayúdelo a comprender que no se encuentra en peligro y que no se va a morir
- Déle libertad de acción (seguramente buscará cosas que lo tranquilicen y reduzcan la ansiedad)
- Evite que lo rodeen personas ansiosas
- Infórmese
- Descarte otra enfermedad orgánica con un chequeo
- Consulte a profesionales especializados en Trastornos de Ansiedad
- Acepte, acompañe y aliente el tratamiento indicado

Cuéntanos tu experiencia con el miedo. Haznos llegar tus comentarios sobre el miedo , los problemas que te ha generado y como los has solucionado, si es que lo has hecho, las dificultades que has tenido....

domingo, 20 de enero de 2008

Decir la verdad: la sinceridad

Decía Ghandi que "La verdad nunca daña una causa que es justa"

Hemos visto ya lo que significa la mentira en el ser humano. le hemos dedicado un capitulo de este blog a las mentiras que podéis consultar (pinchar aquí en mentiras) Ahora vamos a abordar la verdad, lo contratio que la mentira, su antítesis, su significado... Decíamos que "La mentira es una forma de eludir la realidad y por tanto la responsabilidad que tendría el afrontar la verdad de alguna cosa. Muchos trastornos psicológicos llevan asociada la mentira como forma de evitación de circunstancias". La expresión máxima de ella seria la mitomanía: aquellos que inventan una realidad totalmente ficticia, que representan a su propio personaje y mienten para mantenerlo.

Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece tan sencillo, a veces es lo que más cuesta trabajo. Utilizamos las "mentiras piadosas" en circunstancias que calificamos como de baja importancia, donde no pasa nada: como el decir que estamos avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la suposición de que es fácil y en cualquier momento podemos estar al corriente. Obviamente, una pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente... hasta que nos sorprenden y corremos el riesgo de perder la credibilidad.

Al inventar defectos o hacerlos más grandes
en una persona, ocultamos el enojo o la envidia que tenemos. Con aires de ser "franco" o "sincero", decimos con facilidad los errores que comenten los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.

No todo esta en la palabra, también se puede ver la Sinceridad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a n
uestra mente el viejo refrán que dice: "dime de que presumes... y te diré de que careces"; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: "no era como yo pensaba", "creí que era diferente", "si fuese sincero, otra cosa sería"...
Cabe enfatizar que "decir" la verdad es una parte de la Sinceridad, pero también "actuar" conforme a la verdad, es requisito indispensable.

El mostrarnos "como somos en la realidad", nos ha
ce congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones,

En ocasiones faltamos a la Sinceridad por descuido, utilizando las típicas frases "creo que quiso decir esto...", "me pareció que con
su actitud lo que realmente pensaba era que ..." ; tal vez y con buena intención, opinamos sobre una persona o un acontecimiento sin conocer los hechos. Ser sincero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones.

Para ser sincero también se requiere "tacto", esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente puede incomodarla (pensemos en cosas como: su modo de vestir, mejorar su lenguaje, el trato con los demás o la manera de hacer y terminar mejor su trabajo), primeramente debemos ser conscientes que el propósito es "ayudar" o lo que es lo mismo, no hacerlo por disgusto,
enojo o porque "nos cae mal"; enseguida encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.

En algún momento la Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la oblig
ación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber.

La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso.

Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.


La sinceridad es la virtud de la franqueza, es el amor y el respeto por lo veraz. La persona sincera actúa siempre de buena fe y mantiene una coherencia entre sus palabras y sus actos. Es contrario a la mentira, a la duplicidad y a la hipocresía. Hay ocasiones en las que no nos gusta lo que oímos del amigo sincero, pero si tienes la suerte de contar con una amistad así, cuídala, es una joya. Aunque a veces se equivoque, nos haga daño y parezca injusto, porque, obviamente, la sinceridad excluye la mentira no el error. Puedes cometer tambien un error no siendo sincero...luego pensarlo bien...y afrontarlo con honestidad y sinceridad, sacando las causas que te llevaron ano decir en primera instancia la verdad, a cometer el error.

La sinceridad en la pareja
El mundo de la pareja y la sinceridad es otro ámbito donde también hay muchas teorías y preferencias. Casi siempre los estudios parecen coincidir en que la comunicación sincera en la pareja es fundamental. La sinceridad, la lealtad y la honestidad son valores que hombre y mujer reclaman en las relaciones de pareja como un pilar fundamental de las mismas. Incluso hasta la mayor fluidez en la comunicación de la pareja no servirá para nada si no hay sinceridad. Un principio irrenunciable para la pareja: la sinceridad. Cuando falta provoca negatividad, desconfianza, recelo, falta de comunicación y en muchos casos ruptura o problemas mayores de diversa índole. La falta de sinceridad es, de hecho, una falta de respeto a la persona. Y cuando en la pareja falla el respeto la evolución del problema puede adquirir dimensiones realmente preocupantes, hasta el punto de distorsionar el propio concepto de pareja. Una relación sin confianza mutua no va a ninguna parte. No una confianza ciega sino racional. Si no tenemos motivos reales o probados para desconfiar, agobiar a nuestra pareja con nuestros miedos o inseguridades la apartará de nosotros. La falta de confianza enrarece las relaciones y hace difícil la convivencia.
El que es objeto de sospecha o acoso (ver capítulo de celos) suele acabar desenamorán
dose porque la actitud de su pareja le impide disfrutar de las cosas más simples; para no crear situaciones incómodas acaba renunciando a muchas cosas. Pero la persona que desconfía también sufre mucho y puede pasar fácilmente del amor a la obsesión. La solución a este problema pasa por la comunicación.
Reproduzco a continuación la reflexión de una persona que me ha hecho llegar sus reflexiones al respecto a través del Blog: "...ha de existir en todo este ámbito de la pareja la vida privada de ella, la vida privada de él y la vida en común. Al principio, cuando esta en el climax la pasión y el enamoramiento, uno desea compartir todo con el otro, pero ésto no funciona a partir de un momento dado, y es necesario saber que debe existir una parcela privada que puede o bien ser compartida o no a la hora de hablar sobre ella de una manera profunda y sincera. Siempre y cuando se vaya a obtener comprensión absoluta, se puede compartir, pero ésto es bien difícil, ya que cada persona es un ser humano diferente y la comprensión absoluta dificilmente se obtiene. Desde muchos puntos de vista "es aquello que no hace sufrir al otro", que es lo que pasa cuando no se puede obtener comprensión. Otra cosa es abusar de ésto y convertir la vida en común en una omisión contínua de pensamientos, sentimientos y hechos. El término medio es difícil de obtener, pero con la mano en el corazón y teniendo en cuenta la personalidad y manera de ser del otro, se pueden llegar a muy bueno acuerdos sobre el respeto en las parcelas privadas del otro. Hablar sobre crudas realidades, pensando que la persona es sincera a veces puede ser producto de una agresividad de fondo contra el otro, hay verdades difíciles de asumir y que provocan mucho dolor, habla
r sobre ellas despreocupadamente pensando que una es muy sincera a veces puede ser el desencadenante de un desencuentro que deja una herida y que puede marcar un antes y un después en la relación de pareja".
Es una reflexión práctica y empírica sobre como mantener la sinceridad sin herir al otr
o. Esta regla que adopta una persona puede no ser la regla de la sinceridad en la pareja. Como se dice habitualmente cada pareja es un mundo. la regla de oro es el pacto de comunicación y de sinceridad que de forma explícita se ha de llegar entre los dos miembros. A veces temas como un gasto extra, el que un compañero/a de trabajo se haya insinuado, un problema con un hijo , se esconden de manera absurda ...ya que podrían ser compartidos perfectamente. El esconderlo refleja muchas veces un problema más serio de comunicación que habrá de tratarse por un profesional especializado.
No obstante hay quien habla del término "sincericídio" como la persona que lleva hasta el extremo la sinceridad y su sinceridad le vale la muerte de su pareja.


Decir la verdad no significa que haya que decirlo todo. Hay que decir lo que se piensa pensando lo que se dice. La sinceridad no es salvajismo cruel que espeta la verdad, ni exhibicionismo impúdico, ni imprudencia. Todos tenemos derecho a callar, conviene no olvidar que cada persona es esclava de sus palabras y dueña de sus silencios. Hay ocasiones en las que se debe callar la verdad, así es cuando ésta lo único que puede acarrear es dolor y sufrimiento injusto o inútil a otra persona. Incluso pueden darse situaciones en las que uno no sólo tenga que callar y ocultar la verdad, sino mentir. A veces la mentira es el mal menor que hay que elegir. La sinceridad, la fidelidad a lo verdadero no es un absoluto. Ninguna virtud es absoluta. Por eso, ser fiel a lo verdadero no puede disculparnos de ser infiel a la compasión y al amor, a la amistad verdadera.

A veces se habla de las mentiras piadosas, y de los que piensan que decir la verdad no es una regla insalvable. Son los que piensan que a veces es mejor mentir. El problema es donde poner el límite. Y entrando por la puerta de la mentira piadosa se llega a la habitación de la desconfianza. Pero también tenemos el otro extremo, las personas que prefieren la tranquilidad de su conciencia antes que evitar el sufrimiento del prójimo. Hay personas tan amantes de la verdad que tienen seco el corazón, son fanáticos de la verdad y no la supeditan ni a la compasión ni a la solidaridad. Seguro que alguna vez hemos tenido ocasión de atender a algunas personas moribundas, que piden la verdad a la que tenían derecho y hay que dársela por obligación; pero también hemos conocido a personas ya moribundas incluso que no querían saberla y que con los ojos nos piden que callemos o mintamos y así hemos de hacerlo (a mi entender) por compasión.

Mentir o decir la verdad a un paciente ¿Qué es mejor?


La visión tradicional de la medicina occidental indica que los médicos, al comunicarse con sus enfermos, deben apegarse a la verdad. Se considera que decir la verdad es obligación moral y biomédica fundamental. En cambio, en China, donde la familia es un núcleo social fuerte que suele proteger al individuo, la ética médica sostiene que los doctores tienen el deber de esconder la verdad, e incluso de mentir cuando sea necesario con tal de beneficiar al paciente y a la familia encargada del afectado.

Esa visión presupone que la parentela tiene el deber de cuidar a sus miembros cuando enferman porque las cargas, los dolores y las responsabilidades deben compartirse. En nuestra sociedad, la sabiduría del médico radica en encontrar la fórmula adecuada para cada paciente, tarea, por cierto, harto compleja.

Ambas posturas, la occidental y la china, son contradictorias. El primero, el occidental, y que se lleva a cabo sólo en las sociedades donde los médicos respetan "el valor" del enfermo como persona, afirma que los individuos son seres autónomos que tienen derecho a saber todo lo que acontece con su cuerpo. Dicha autonomía permite al doliente, en conjunto con su doctor y allegados, decidir que es lo que más le conviene. En esa situación, mentir implica no respetar la autonomía del enfermo.

En el segundo panorama -el sustentado por la moral confucionista- los galenos tienen obligación de "dosificar" la información e incluso de mentir cuando determinados datos podrían acelerar la enfermedad del afectado y precipitar la muerte, el suicidio, el aislamiento o deteriorar las relaciones familiares. Aunque ambos escenarios son veraces, plantean esquemas de conducta antagónicos, no sólo porque cada familia y cada enfermo son diferentes, sino porque los médicos también difieren entre sí.

En el papel y en el complicado mundo de la lógica occidental, la idea de decir la verdad parecería ser la correcta: los médicos deben ser veraces porque son honestos y porque los enfermos tienen derecho a saber todo lo que les sucede. Sin embargo, en "el otro papel", el de la realidad modificada por la enfermedad, las cosas son distintas: no todos los pacientes quieren saber qué es lo que les sucede, no todos tienen la capacidad de manejar esa información y no todos los galenos la transmiten adecuadamente ni abren las puertas para disipar las dudas que surjan en el futuro. El dilema es inmenso e interesante. El arte radica en saber qué es lo que cada paciente quiere conocer.

En más de una ocasión se escucha en la Facultad de Medicina la siguiente analogía de Platón: "El engaño debe ser entendido como una especie de medicina peligrosa, pero, en ocasiones, útil". De hecho, el mismo Platón consideraba que las únicas personas que tenían derecho a mentir eran los galenos, ya que ese acto podría considerarse una forma de tratamiento.

La idea previa toma cuerpo en la visión confucionista de la medicina, donde el galeno discute con la familia el diagnóstico y el pronóstico del paciente antes de hablar con el afectado. Si los seres cercanos lo consideran pertinente el médico tiene obligación de mentir al afectado, siempre y cuando este acto no sea en deterioro del interesado y la familia asuma el papel protector que le corresponde.

En nuestro medio, la enseñanza china se reproduce parcialmente en las clases socialmente desprotegidas. Es frecuente que los familiares de los pacientes, sobre todo cuando el diagnóstico es cáncer o enfermedades "graves", soliciten que no se transmita la información al interesado, pues suelen estar convencidos que será en deterioro de su ser querido. En otras sociedades, como la estadounidense, el peso de la enfermedad lo lleva el enfermo y "un mínimo" de allegados.

¿Se debe decir la verdad a un niño adoptado?

Los padres de un niño adoptado se preguntan si deben decir al niño que él o ella es adoptado y cómo y cuándo deben de hacerlo. Ellos también desean saber si existen problemas especiales para su hijo.
Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que sean los padres los que le informen al niño acerca de la adopción. Muchos expertos opinan que se le debe de informar al niño cuando es pequeño. Este enfoque le da al niño, a una edad temprana, la oportunidad de poder aceptar la idea e integrarse al concepto de haber sido "adoptado". Otros expertos creen que el hacerle esta revelación al niño a una edad muy temprana puede confundirlo, ya que éste no puede entender el evento. Estos expertos recomiendan que se espere hasta que el niño sea mayor.

La adopción no es mala ni tampoco vergonzosa

En ambos casos, los niños deben de enterarse de su adopción de boca de sus padres adoptivos. Esto ayuda a que el mensaje de la adopción sea positivo y permite que el niño confíe en sus padres. Si el niño se entera de la adopción, intencional o accidentalmente, de boca de otra persona que no sea uno de sus padres, el niño puede sentir ira y desconfianza hacia sus padres, y puede ver la adopción como mala o vergonzosa, ya que se mantuvo en secreto.

Los niños adoptados querrán hablar acerca de su adopción y los padres deben de estimular este proceso. En las librerías hay excelentes libros de cuentos que pueden ayudar a los padres a explicarle al niño acerca de su adopción.

Reacción del hijo adoptado delante de la verdad

Los niños reaccionan de manera diferente al enterarse de que son adoptados. Sus emociones y reacciones dependen de su edad y de su nivel de madurez. El niño puede negarse a aceptar que fue adoptado y puede crear fantasías acerca de la adopción. Frecuentemente, los niños adoptados se apegan a la creencia de que los dieron porque eran malos o pueden creer que fueron secuestrados. Si los padres hablan con franqueza acerca de la adopción y la presentan de manera positiva, es menos probable que se desarrollen estas preocupaciones.

Todos los adolescentes pasan por una etapa de lucha por su identidad, preguntándose a sí mismos cómo ellos encajan con su familia, con sus compañeros y con el resto del mundo. Es razonable que el adolescente adoptado tenga un marcado interés en sus padres naturales durante esta etapa. Esta curiosidad expresada es común y no quiere decir que él o ella esté rechazando a los padres adoptivos. Algunos adolescentes pueden desear conocer la identidad de sus padres naturales. Los padres adoptivos pueden responderle al adolescente dejándole saber que es correcto y natural tener ese deseo. A los adolescentes que preguntan generalmente se les debe dar, con tacto y mediante una conversación dándole apoyo, la información sobre su familia natural.

Como decir la verdad: Una leyenda que nos enseña...

Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un Adivino para que interpretase su sueño.

Que desgracia Mi Señor! - exclamó el Adivino - Cada diente caído representa la pérdiida de un pariente de Vuestra Majestad.

- Que insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - Como te atreves a decirme Semejante cosa? Fuera de aquí !!!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Mas tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado.

Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes.

Iluminóse el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro

Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

- No es posible!, la interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Adivino. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Adivino - que todo depende de la forma en el decir, uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma como debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

Cuanta sabiduría hay en este mensaje, espero nos ayude a ser mejores comunicadores y poder expresarnos sin comprometer nuestra integridad, pero cuidando que nuestras palabras no dañen a los demás

¿Como educar a un/a niño/a a decir la verdad?

Veamos el siguiente vídeo educativo para los padres y madres donde podemos ver una explicación bastante útil para los progenitores.


Cual es su punto de vista sobre decir la verdad? es sincero? Que problemas le ha proviocado mentir? Y la sinceridad? Déjenos su comentario en el blog....ayudará a más gente.

lunes, 14 de enero de 2008

¿Necesitamos buscar como predecir nuestra vida? Las supersticiones....


No voy a tratar de convencerles de que algo que está tan arraigado en la naturaleza humana como son las supersticiones son falsas creencias. Algo que funciona en el ser humano como un instinto es casi imposible de desmontar entre las creencias del mismo. Hasta los científicos más prestigiosos caen en este tipo de pensamiento. La superstición es consustancial al ser humano.
Es frecuente encontrar en nuestra vida la apelación a la suerte, al horóscopo, al número trece, como forma de dar significado a muchas de las cosas que nos acontecen.

Las supersticiones, no fundamentadas o asentadas de forma irracional en el hombre o en la mujer, pueden estar basadas en la fe, o relacionadas con el pensamiento mágico. El practicante cree que el futuro, o que ciertas acciones voluntarias (como rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales) o involuntarias (como la caída de sal al suelo o la llegada de un martes 13) pueden ser influidos por alguna de sus creencias o tienen una significación trascendental en su vida, y pueden condicionarla o cambiarla de tal forma que desarrollan todo un ritual alrededor de ese acontecimiento. Hay sociedades primitivas que basan buena parte de sus relaciones y de sus comportamientos en estas prácticas.

Se incluyen entre las supersticiones el curanderismo, la magia, la adivinación y sus distintas disciplinas: astrología, quiromancia, cartomancia o tarot, geomancia o feng-shui, espiritismo, etc.

Una superstición es el resultado de la forma prejuiciosa de juzgar la información que tiene nuestro cerebro. Un prejuicio cognitivo, del inglés cognitive bias ("predisposiciones cognitivas" o "sesgo cognitivo", en español), es una distorsión distorsión cognitiva en el modo en el que los humanos percibimos la realidad. Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros están siendo considerados como categorías generales de prejuicios. La superstición no coincide con la ciencia ni aplica el método científico. Las seudociencias pueden considerarse supersticiones. Aunque popularmente estén muy aceptadas estas formas de ver la vida, en la práctica científica en general y en la psicología científica en particular, son consideradas como prácticas esotéricas, pseudocientíficas o basadas en creencias no comprobables.

¿De donde provienen las supersticiones?
Las supersticiones históricamente provienen de oriente y desde los romanos (que no eran nada religiosos, pero muy supersticiosos) hasta nuestros días se han ido desarrollando de diversas formas y maneras. Hoy en día pueden provenir de la generalización de una sucesión de hechos que se ha repetido un cierto número de veces; al pasar bajo una escalera alguna vez se provocaría la caída del trabajador o de las herramientas que están arriba... En ese sentido contienen una sabiduría popular común a los dichos y proverbios: "No pases bajo una escalera porque trae mala suerte". Lo que distingue a las supersticiones de la sabiduría y el sentido común es que se afirma una relación causal entre los acontecimientos debido a fuerzas supranormales: destino, poder de los astros, de los ritos mágicos, de los espíritus, etc.. Esta forma de proceder es contraria a la razón, que analiza las relaciones desde las causas inmediatas y descubre las leyes naturales que rigen las proporciones (o que, sin encontrar relaciones causa-efecto, explica los fenómenos a través de correlaciones, es decir, a través de la frecuencia en la que dos eventos se presentan simultáneamente).

En algunas sociedades humanas se aprecia un proceso de liberación creciente de las supersticiones, y a medida que se desarrollan las ciencias, se relegan las supersticiones a un puesto secundario. Así, la astrología ha sido sustituida por la astronomía, o la magia por la medicina. Sin embargo, este proceso no es lineal, como lo demuestra el auge que están teniendo la quiromancia y los exorcismos en Italia y Europa. Para el individuo supersticioso, la superstición cumple un papel positivo de estabilidad para la psiquis, por medio de los mecanismos de defensa. Observamos también que cuando la ciencia no llega a un problema (en la medicina por ejemplo cuando no se cura una enfermedad, aún mortal, se recurren todavía a curanderos o a métodos relacionados con la fe o con algún rito religioso) se recurre a estos.

En el pensamiento mágico y la magia se pretende producir resultados contrarios a las leyes naturales conocidas valiéndose de ciertos actos o palabras, o bien con la intervención de seres imaginados.

Otros temas importantes en relación con las supersticiones son: el estudio del llamado pensamiento mágico, de la religión como un tipo de creencia supersticiosa, los trastornos obsesivo-compulsivos y la esquizofrenia como enfermedad mental.

Pero...¿es el cerebro supersticioso por naturaleza?

Bruce Hood, Profesor de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Bristol, llevó a cabo el experimento para demostrar que los esfuerzos de algunos científicos por combatir las creencias "irracionales" son finalmente inútiles.

Para demostrar su teoría, el Profesor Hood les preguntó a los miembros del público de un festival de ciencias, si estaban preparados para probarse una anticuada chaqueta azul a cambio de un premio de 10 libras esterlinas. Después de que no pocos voluntarios levantasen la mano, él les dijo entonces que la chaqueta pertenecía a Fred West, el asesino múltiple. Al oír esto, la mayoría de los voluntarios bajaron sus manos.

En realidad, la chaqueta no había pertenecido a Fred West.

El experimento demostró que la creencia de que lo era, hizo incluso a personas que se consideran racionales, sentirse incómodas.

"Es como si la maldad, una postura moral definida por la cultura, se hubiera vuelto físicamente presente dentro de la ropa", explica el Profesor Hood.

Escrúpulos similares y "creencias" comparables, que poseen hasta los científicos más escépticos, explican, por ejemplo, por qué pocas personas estarían dispuestas a cambiar sus anillos de boda por réplicas idénticas. La diferencia entre conceder importancia sentimental a los objetos y creer en la religión, la magia o lo paranormal, es sólo de grado, según el Profesor Hood.

Estas tendencias son casi ciertamente un producto de la evolución. La mente humana está adaptada para razonar intuitivamente, de modo que pueda generar teorías sobre cómo funciona el mundo, incluso cuando no pueden verse los mecanismos ni deducirse con facilidad.

Según el Profesor Hood, debido a que los humanos operamos intuitivamente, no tiene sentido instar a las personas a abandonar sus sistemas de creencias, porque ese componente irracional opera a un nivel tan fundamental, que ninguna cantidad de evidencias racionales puede erradicarlo, de igual modo que no podemos erradicar un instinto sólo porque sea lógico hacerlo.

El Profesor Hood estuvo en el Festival Anual en Norwich, presentando su trabajo de investigación sobre el origen de las creencias místicas.

"Hay quien afirma que la superstición es hija de la ignorancia de todos los tiempos y madre de las religiones en todas sus facetas".


Las personas más racionales a veces son supersticiosas
Pero la vida esta llena de supersticiones de todo tipo, con las personas, las empresas y las construcciones más curiosas: así Garry Kasparov, campeón mundial de Ajedrez (hombre que emplea la lógica de manera aplastante en su trabajo diario), dice en una entrevista "tengo predilección por el número 13. Nací el 13 de abril. Soy el 13º Campeón Mundial. Mi nombre tiene 13 letras . Así que, naturalmente, busco cualquier cosa relacionada con el número trece para sentirme cómodo. Pero al final del día, yo sé que esto es sólo una superstición y que quizás no va a funcionar. Eso no quita para que si descubro algún trece a mi alrededor, esto me haga sentirme feliz"
Kasparov tuvo también durante algún tiempo la costumbre de solicitar en los hoteles una habitación cuyo número acabase en trece. Una petición difícil de satisfacer, pues en muchos establecimientos se saltan este guarismo al numerar las habitaciones, del mismo modo que en la mayoría de los rascacielos no existe la planta 13 (se suele destinar a servicios, como es el caso, por ejemplo, del Hotel Bali en Benidorm), o que en aviación -desde hace años- no se emplea ni en la "matrícula" de los aviones ni en la numeración de los vuelos.
Por eso no se preocupe. Si Vd es una persona muy supersticiosa tiene que saber que siempre hay una razón para las cosas, aunque Vd. no la conozca. Y si no la hay o no se puede comprobar aparece lo que entonces llamamos AZAR.

Si no hay una explicación para el cómo h
an sucedido las cosas el Azar lo "explica" todo.

La dinámica de las supersticiones

Cuando por regla general las supersticiones comienzan a dominar la vida de una persona y son éstas las que dirigen su comportamiento podemos estar hablando entonces de un trastorno psicológico. Aquella persona que dirige su vida a través de las páginas del horóscopo, quien se levanta por el lado izquierdo de la cama, toca la pata de un conejo, toca madera, busca a un jorobado, echa la sal detrás del hombro...etc, etc. y todo lo hace en un corto intervalo de tiempo....es una persona con alta probabilidad de tener un problema psicológico.

Términos científicos, como: mecanismos obsesivo compulsivos o compulsión a la re
petición intentan explicar o nombrar científicamente, dinámicas del pensamiento popular que encontramos en todas las épocas, las culturas, y aún en la actualidad.

El ser humano teme lo que no conoce. A veces lo deifica y otras le atribuye un carácter maléfico. Intenta complacer a los dioses y protegerse de aquello que cree puede causarle dolor o perjuicio. Esto se da en el origen y en el principio de la superstición, concretado en unas prácticas que permitan defenderse de lo malo y atraer lo que da buena suerte y felicidad.


Durante siglos, la magia, la religión, incluso la medicina, estuvieron poderosamente entrelazadas, y aún hoy, cuando tantas ideologías se han perdido, cuando las creencias religiosas y políticas están en franca decadencia, el hombre se aferra a creencias ancestrales a modo de conjuro benefactor.

Asistimos a un nuevo florecimiento de los videntes, al auge de las echadoras de cartas, de los sanadores y curanderos, de las sectas, de los números telefónicos y páginas webs en las que se adivina el futuro y cuando ya ingresamos en el siglo XXl y las ciencias han desvelado lo que, hasta hace poco, eran misterios de la naturaleza, del cuerpo, de la mente y del espíritu decimos: "No somos supersticiosos porque da mala suerte".

Todos, sentimos alguna inclinación a pensar que tal objeto o tal vestido, tal ciudad o tal color nos traen buena suerte, mientras que procuramos huir de lo que atrae la mala suerte. En la actualidad, pocos se resisten a leer el horóscopo que los periódicos publican a diario.

Todo nos lleva a pensar que el ser humano, y más aún en nuestros días, y en la era de la sociedad del conocimiento, cuando todo se explica sobre la base de una lógica racional y científica, hay quienes necesitan la magia y el misterio, para generar alguna forma de ilusión.

En este orden de cosas, las supersticiones no deben mediatizar la vida, pero tampoco deben ser despreciadas.

Dirige tu vida y hazlo como ya hemos visto en este blog, trazate tus objetivos...tus ilusiones y tus propósitos...tu vida está en tus manos....

Cuéntanos tu experiencia con las supersticiones.....nos ayudará...escribe tu comentario....

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