
Abordamos en el programa el fenómeno del acoso moral entre iguales, entre jóvenes...el "Bullying". Cada vez más frecuente y más visible en nuestros centros escolares...
Qué es: El «bullying» hace referencia a un grupo de personas que se dedican al asedio, persecución y agresión de alguien, o bien a una persona que atormenta, hostiga o molesta a otra. Aparecen cuatro aspectos claves:
- ataques o intimidaciones físicas, verbales o psicológicas, destinadas a causar miedo, dolor o daño a la víctima;
- abuso de poder, del más fuerte al más débil;
- ausencia de provocación por parte de la víctima;
- repetidos incidentes entre los mismos niños o jóvenes durante un tiempo largo y sostenido.
Epidemiología: Cuantos casos se dan

Los alumnos de 3º de ESO (13 y 14 años) son los que más sufren y ejercen el acoso escolar. Los chicos de esta edad suelen desarrollar una violencia física con sus compañeros y las chicas, en cambio, llevan a cabo una violencia verbal y de exclusión (hacen el vacío o dejan de lado a algunos compañeros).
De distintas investigaciones realizadas en nuestro país se desprende que de todos los casos de bullyng, el 1,8% son graves, el 10% moderados y el 50% leves. Los jóvenes que viven sólo con un familiar (padre o madre) se meten más con sus compañeros que aquellos que conviven con más familiares. Además parece claro que cuando el alumno/a tiene una buena relación con su familia y está contento en el colegio, no suele acosar a sus compañeros.
La violencia se puede desarrollar en cualquier espacio del colegio (patios, baños, pasillos...) Sin embargo, en las aulas es donde siempre «suele surgir la chispa», el detonante del problema.
El tipo de bullying más frecuente se traduce en insultar, reírse de los compañeros o ponerles motes. En el extremo opuesto está el hacer chantaje a los compañeros para pedirles dinero. El 26% de los alumnos confesaba que alguna vez habían visto a un compañero abusando de otro.
La violencia se puede desarrollar en cualquier espacio del colegio (patios, baños, pasillos...) Sin embargo, en las aulas es donde siempre «suele surgir la chispa», el detonante del problema.
El tipo de bullying más frecuente se traduce en insultar, reírse de los compañeros o ponerles motes. En el extremo opuesto está el hacer chantaje a los compañeros para pedirles dinero. El 26% de los alumnos confesaba que alguna vez habían visto a un compañero abusando de otro.
Tipos de abusos. Los chicos suelen desarrollar una violencia física, y las chicas, verbal y de exclusión Pueden ser físicos (golpes, empujones, patadas...), psicológicos (burlas, poner motes, amenazas, gestos obscenos...), relacionales (dar de lado, aislar, extender rumores maliciosos...) o económicos (exigir dinero o cosas, robar...).
El perfil del agresor: ¿Como es el acosador?.
El perfil del agresor: ¿Como es el acosador?.

Suelen ser grupos de chicos (45%) o de chicos y chicas (23%), o un chico solo (14%). Más raros son los grupos de chicas o chicas solas. Suelen ser chicos conflictivos, que no se identifican con el colegio, a veces con problemas familiares, sobre todo de falta de supervisión y control. A veces hay consumo de drogas y alcohol. Buscan chivos expiatorios para purgar sus problemas y frustraciones. Obtienen satisfacción a través de la violencia para reafirmar su personalidad y su posición de liderazgo. No controlan sus impulsos y emociones. Los chicos tienden a los abusos físicos, seguidos por los psicológicos, y las chicas, a los psicológicos y relacionales.
Perfil de las víctimas: ¿Como es el acosado/a?.
Puede ser cualquiera. Pero puede haber rasgos que hagan especialmente vulnerables a algunos, como ser tímido, introvertido, hiperactivo, encerrado en sí mismo o tener alguna característica física que le diferencia (estar gordo, llevar gafas, ser bajito) o bien una característica académica, como ser «empollón» o llevarse bien con los profesores («pelota», para el agresor). Los efectos del «bullying» en la víctima pueden ser devastadores: se siente violentada, desprotegida, humillada, insegura, aislada, indefensa.
Uno de los problemas es que no es fácil detectar el «bullying» y sobre todo conseguir pruebas, ya que impera una especie de «ley del silencio». Tanto las víctimas como los «espectadores» tienen miedo de hablar, por las posibles represalias. Y, sin embargo, es necesario atajar esta violencia; se trata de una cuestión de «derechos humanos».
MITOS A DESTERRAR
Mitos. Ideas preconcebidas, Creencias que Alimentan la CONFUSIÓN ANTE EL BULLYING:
1. «Han sucedido desde siempre y no pueden cambiarse» Estas creencias inciden en «que no se intervenga» en la búsqueda de una solución.
2. Esas agresiones «son cosa de los chavales», como sinónimo de poco importante. Las edades clave son de diez a quince años. Hay un primer tramo, de diez a doce, en el que se comienzan a fraguar las relaciones interpersonales de manera importante. Aquí hay bastante frecuencia de casos. De doce a quince años, los casos se dan menos, pero son los más graves.
3. El síndrome de Estocolmo del Menor La sintonía interna (o externa) con el ‘bully’ se da cuando los iguales (o el adulto testigo) asumen en su interior esa inmoralidad, miran para otro lado y la víctima queda sola. Aquí entraríamos en el fenómeno del gregarismo y de amoralismo ético. Evitar y evadir todo conlicto de conciencia (“a mí que me registren...”) (con lo cual el síndrome de Estocolmo se convierte en síndrome de Pilatos).
4. La violencia en centros educativos es una «respuesta a una provocación» Como argumentan los agresores o los testigos (“algo habrá hecho”, “que espabile”, “así se hace fuerte”). Esa idea es especialmente peligrosa porque hace al agredido «doblemente víctima» ya que se le considera culpable del suceso.
5. El agresor no mide las consecuencias de sus actos, no tiene capacidad responsable. «El niño acosador tiene una mentalidad maquiavélica y necesita ayuda psicológica». El agresor «no tiene un pelo de tonto, sabe mentir estupendamente, enreda a los adultos, y acusa y atribuye la provocación a la víctima». El agresor sabe que lo que está haciendo está mal. Esto está muy estudiado. No se trata de un burro inconsciente. Es alguien de mentalidad un poco maquiavélica, que busca siempre una justificación a sus actos: «Es que se lo buscaba», «es que es tonto...».
6. No notamos nada. Parecen felices. Normalmente los padres no se enteran y si lo hacen es de forma accidental pues alguien próximo al niño (un compañero de clase o un hermano) es el que da la voz de alarma. El principal motivo por el que un niño no explica en su casa lo que le están haciendo en el cole es porque NADIE le ha dicho que es bueno decirlo Como los protagonistas saben que es una conducta prohibida e indecente, procuran ocultarlo y actúan en los sitios oscuros, físicos y psicológicos. Por ejemplo, pasillos, aseos de colegios, salidas de patio... También dentro del aula, pero de forma oculta. Es un fenómeno que se ubica en el microsistema de los iguales, en donde los niños se comunican sin compartirlo con los mayores. Un niño no explica en su casa lo que le están haciendo en el cole porque NADIE le ha dicho que es bueno decirlo. Y eso se reviste de un montón de excusas: no querer ser chivato, no aparecer como débil, no preocupar a los padres, o bien creer que nadie puede hacer nada dado que el "Bully" (acosador-matón) es más fuerte que los propios padres.
7. Los profesores «no se enteran» de que están ocurriendo esos incidentes. Los docentes lo saben o lo intuyen, pero «muchos» minimizan el problema o carecen de técnicas de resolución de conflictos.
8. Los afectados son chic@s problemátic@s Suelen estar en el grupo de los buenos estudiantes, suelen ser psicológicamente menos fuertes y asertivos, en el sentido de enfrentarse a las agresiones y no afrontarlas...
9. El síndrome del chivato o del pelota-esquirol Los compañeros miran para otro lado cuando se producen las agresiones, físicas o psicológicas. El 85% de los alumnos se enteran de las agresiones. Realmente es un fenómeno que se ubica en el microsistema de los iguales, en donde los niños se comunican sin compartirlo con los mayores. No se quiere ser chivato, ni aparecer como débil.
10. “No es para tanto...” El suicidio y el asesinato son los efectos más graves del acoso. Se dan muy poco, pero se dan... El acoso puede llevar a la víctima al suicidio. En Suecia, en 1978, se suicidaron sucesivamente y en pocos meses tres niños tras sufrir acoso escolar. A partir de ese momento, el Gobierno sueco hizo el primer estudio de bullying que se conoce. Los suicidas de la escuela Columbine, en Littleton, Colorado, fueron a jugar a los bolos antes de liquidar a tiro limpio a sus compañeros y morir ellos mismos (de ahí el título Bowling for Columbine, de Michael Moore).
11. Escarmiento punitivo al provocador. Verás cómo se le quitan las ganas. ¿Hay que buscar culpables? Una cosa es impunidad y otra irrresponsabilidad. Se tienen que depurar responsabilidades. Si no se aclaran responsabilidades, el fenómeno se puede repetir más de la cuenta. El culpable es una figura que, como estamos hablando de juventud y de infancia, no es necesariamente útil. Es muy importante que el clima de la escuela comprenda lo qué ha ocurrido y que se aclare. Frente al chico "bully" es recomendable una terapia intensiva por un psicólogo fuera de la escuela, así como un "control- positivo" de sus acciones, se le ha de valorar cada vez que actúe bien.
12. Ya se pasará. Todos hemos pasado por esto. La violencia deja huella en todo el mundo. No sólo en la víctima. En los agresores, las huellas son muy importantes a corto, medio y largo plazo. También deja huella en los testigos. El pensar que quizás se podría haber hecho algo es muy duro para mucha gente. No deja indiferente a nadie. Deja secuelas.
13. El bullying escolar va en aumento Lo que está en auge es la búsqueda de transparencia. Faltan datos recientes. Ahora hay maltrato y seguramente lo hubo antes. Y es menor el porcentaje de incidencia que en la UE. El último informe del Defensor del Pueblo, realizado en 1999 con encuestas a 3.000 alumnos de la ESO, destacaba que más del 30% de los escolares declaraba sufrir agresiones verbales con cierta frecuencia y cerca de un 9% amenazas con la finalidad de meterles miedo.
1. «Han sucedido desde siempre y no pueden cambiarse» Estas creencias inciden en «que no se intervenga» en la búsqueda de una solución.
2. Esas agresiones «son cosa de los chavales», como sinónimo de poco importante. Las edades clave son de diez a quince años. Hay un primer tramo, de diez a doce, en el que se comienzan a fraguar las relaciones interpersonales de manera importante. Aquí hay bastante frecuencia de casos. De doce a quince años, los casos se dan menos, pero son los más graves.
3. El síndrome de Estocolmo del Menor La sintonía interna (o externa) con el ‘bully’ se da cuando los iguales (o el adulto testigo) asumen en su interior esa inmoralidad, miran para otro lado y la víctima queda sola. Aquí entraríamos en el fenómeno del gregarismo y de amoralismo ético. Evitar y evadir todo conlicto de conciencia (“a mí que me registren...”) (con lo cual el síndrome de Estocolmo se convierte en síndrome de Pilatos).
4. La violencia en centros educativos es una «respuesta a una provocación» Como argumentan los agresores o los testigos (“algo habrá hecho”, “que espabile”, “así se hace fuerte”). Esa idea es especialmente peligrosa porque hace al agredido «doblemente víctima» ya que se le considera culpable del suceso.
5. El agresor no mide las consecuencias de sus actos, no tiene capacidad responsable. «El niño acosador tiene una mentalidad maquiavélica y necesita ayuda psicológica». El agresor «no tiene un pelo de tonto, sabe mentir estupendamente, enreda a los adultos, y acusa y atribuye la provocación a la víctima». El agresor sabe que lo que está haciendo está mal. Esto está muy estudiado. No se trata de un burro inconsciente. Es alguien de mentalidad un poco maquiavélica, que busca siempre una justificación a sus actos: «Es que se lo buscaba», «es que es tonto...».
6. No notamos nada. Parecen felices. Normalmente los padres no se enteran y si lo hacen es de forma accidental pues alguien próximo al niño (un compañero de clase o un hermano) es el que da la voz de alarma. El principal motivo por el que un niño no explica en su casa lo que le están haciendo en el cole es porque NADIE le ha dicho que es bueno decirlo Como los protagonistas saben que es una conducta prohibida e indecente, procuran ocultarlo y actúan en los sitios oscuros, físicos y psicológicos. Por ejemplo, pasillos, aseos de colegios, salidas de patio... También dentro del aula, pero de forma oculta. Es un fenómeno que se ubica en el microsistema de los iguales, en donde los niños se comunican sin compartirlo con los mayores. Un niño no explica en su casa lo que le están haciendo en el cole porque NADIE le ha dicho que es bueno decirlo. Y eso se reviste de un montón de excusas: no querer ser chivato, no aparecer como débil, no preocupar a los padres, o bien creer que nadie puede hacer nada dado que el "Bully" (acosador-matón) es más fuerte que los propios padres.
7. Los profesores «no se enteran» de que están ocurriendo esos incidentes. Los docentes lo saben o lo intuyen, pero «muchos» minimizan el problema o carecen de técnicas de resolución de conflictos.
8. Los afectados son chic@s problemátic@s Suelen estar en el grupo de los buenos estudiantes, suelen ser psicológicamente menos fuertes y asertivos, en el sentido de enfrentarse a las agresiones y no afrontarlas...
9. El síndrome del chivato o del pelota-esquirol Los compañeros miran para otro lado cuando se producen las agresiones, físicas o psicológicas. El 85% de los alumnos se enteran de las agresiones. Realmente es un fenómeno que se ubica en el microsistema de los iguales, en donde los niños se comunican sin compartirlo con los mayores. No se quiere ser chivato, ni aparecer como débil.
10. “No es para tanto...” El suicidio y el asesinato son los efectos más graves del acoso. Se dan muy poco, pero se dan... El acoso puede llevar a la víctima al suicidio. En Suecia, en 1978, se suicidaron sucesivamente y en pocos meses tres niños tras sufrir acoso escolar. A partir de ese momento, el Gobierno sueco hizo el primer estudio de bullying que se conoce. Los suicidas de la escuela Columbine, en Littleton, Colorado, fueron a jugar a los bolos antes de liquidar a tiro limpio a sus compañeros y morir ellos mismos (de ahí el título Bowling for Columbine, de Michael Moore).
11. Escarmiento punitivo al provocador. Verás cómo se le quitan las ganas. ¿Hay que buscar culpables? Una cosa es impunidad y otra irrresponsabilidad. Se tienen que depurar responsabilidades. Si no se aclaran responsabilidades, el fenómeno se puede repetir más de la cuenta. El culpable es una figura que, como estamos hablando de juventud y de infancia, no es necesariamente útil. Es muy importante que el clima de la escuela comprenda lo qué ha ocurrido y que se aclare. Frente al chico "bully" es recomendable una terapia intensiva por un psicólogo fuera de la escuela, así como un "control- positivo" de sus acciones, se le ha de valorar cada vez que actúe bien.
12. Ya se pasará. Todos hemos pasado por esto. La violencia deja huella en todo el mundo. No sólo en la víctima. En los agresores, las huellas son muy importantes a corto, medio y largo plazo. También deja huella en los testigos. El pensar que quizás se podría haber hecho algo es muy duro para mucha gente. No deja indiferente a nadie. Deja secuelas.
13. El bullying escolar va en aumento Lo que está en auge es la búsqueda de transparencia. Faltan datos recientes. Ahora hay maltrato y seguramente lo hubo antes. Y es menor el porcentaje de incidencia que en la UE. El último informe del Defensor del Pueblo, realizado en 1999 con encuestas a 3.000 alumnos de la ESO, destacaba que más del 30% de los escolares declaraba sufrir agresiones verbales con cierta frecuencia y cerca de un 9% amenazas con la finalidad de meterles miedo.
¿Como manejar el acoso entre los jóvenes? Formas de afrontarlo: Consejos prácticos

CONSEJOS PARA ACTUAR......
Los acosos son un problema serio. Hacen que la gente se sienta sola, infeliz y atemorizada. Hacen que sientan que hay algo malo en ellos. Aun hace que algunos chicos no quieran ir a la escuela o salir a jugar. Si los acosos son extremos y duraderos, pueden llevar a casos de violencia por venganza como los que has visto en las noticias.
Muchas personas que cuando chicos han sido víctimas de acosos frecuentes, crecen con una autoestima baja y muchos otros problemas. En otras palabras, ¡es muy importante manejar los acosos y no dejar que te arruine la vida!
Bien, estás ahí y alguien empieza a acosarte. ¿Qué haces «en ese momento»?
Ignora al acosador. Haz como que no lo oíste. Ni siquiera lo mires. Si puedes, camina y pásale al lado sin determinarlo. No llores, ni te enojes, ni muestres que te afecta. Eso es lo que el acosador/a pretende. No le des esa satisfacción. Aun si te sientes verdaderamente lastimado/a, no dejes que se te note. Más tarde podrás hablar o escribir sobre tus reacciones.
Responde al bravucón con tranquilidad y firmeza. Responde al acosador con tranquilidad y firmeza. Di, por ejemplo: «¡No!» «Eso es lo que tu piensas» Si puedes, convierte un comentario fastidioso en un chiste. Por ejemplo, la acosadora dice «¡Qué vestimenta tan ridícula!» y tú dices «¡Gracias! Me alegra que se haya dado cuenta.»
Aléjate de la situación. Vete y aléjate o corre si es necesario. Ve a un sitio donde haya un adulto. Recuerda que no eres el del problema. Es el acosador el que tiene el problema.
Bien, estás ahí y alguien empieza a acosarte. ¿Qué haces «en ese momento»?
Ignora al acosador. Haz como que no lo oíste. Ni siquiera lo mires. Si puedes, camina y pásale al lado sin determinarlo. No llores, ni te enojes, ni muestres que te afecta. Eso es lo que el acosador/a pretende. No le des esa satisfacción. Aun si te sientes verdaderamente lastimado/a, no dejes que se te note. Más tarde podrás hablar o escribir sobre tus reacciones.
Responde al bravucón con tranquilidad y firmeza. Responde al acosador con tranquilidad y firmeza. Di, por ejemplo: «¡No!» «Eso es lo que tu piensas» Si puedes, convierte un comentario fastidioso en un chiste. Por ejemplo, la acosadora dice «¡Qué vestimenta tan ridícula!» y tú dices «¡Gracias! Me alegra que se haya dado cuenta.»
Aléjate de la situación. Vete y aléjate o corre si es necesario. Ve a un sitio donde haya un adulto. Recuerda que no eres el del problema. Es el acosador el que tiene el problema.
Para que no te afecte, si te están poniendo apodos o se están burlando de ti, trata «El banco de niebla». Imagina que estás dentro de una gran pecera llena de neblina blanca. Luego imagínate que la neblina se traga los insultos antes de que lleguen a ti. Nada te toca. Practica así: piensa en las peores cosas que un acosador pueda decirte y luego deja que la neblina se las trague.
¡Habla con un adulto! Si eres una víctima permanente de los acosadores, «lo más importante» que tienes que hacer es: hablar con un adulto. Esto es tan importante, que lo diremos de nuevo. ¡Habla con un adulto!
Comienza con tus padres. Eso no es «acusar». Es pedir ayuda a las personas que te aman cuando de verdad las necesitas. Si sufres de las "gracias" y acosos en la escuela, haz que tus padres lo hablen con un directivo de la escuela; no con los padres del acosador.
Si sientes que no les puedes contar a tus padres o que tus padres no te apoyan de la manera que necesitas, habla con otro adulto en quien confíes: un maestro, el director, el psicologo/a del colegio o alguien que conozcas, un adulto que tenga alguna autoridad.
Si sientes que no puedes decirle a nadie, trata de escribir una carta contando lo que te sucede. Dásela a un adulto en quien confíes y guarda una copia para ti.
Si no quieres hablar de ello con nadie a solas, lleva un amigo, hermano o a uno de tus padres. Te ayudará mucho llevar a alguien que haya visto cuando te acosan.
Haz que al adulto le quede claro que esa situación te afecta profundamente. Especialmente si eres víctima de «acosos verbales», porque muchos adultos no consideran graves los acosos verbales. La realidad es que esta clase de acosos es la que más puede afectarnos.
Si sientes que no puedes decirle a nadie, trata de escribir una carta contando lo que te sucede. Dásela a un adulto en quien confíes y guarda una copia para ti.
Si no quieres hablar de ello con nadie a solas, lleva un amigo, hermano o a uno de tus padres. Te ayudará mucho llevar a alguien que haya visto cuando te acosan.
Haz que al adulto le quede claro que esa situación te afecta profundamente. Especialmente si eres víctima de «acosos verbales», porque muchos adultos no consideran graves los acosos verbales. La realidad es que esta clase de acosos es la que más puede afectarnos.
Estas preguntas de discusión te ayudarán a examinar el tema de los acosadores con uno de tus padres o con otro adulto.
Si se trata de acosos físicos o violentos, puedes pedirle al adulto con quien hables que no revele tu nombre. NO te lo guardes. NO planees venganza contra el acosador ni trates de hacer algo con tus propias manos.
Si se trata de acosos físicos o violentos, puedes pedirle al adulto con quien hables que no revele tu nombre. NO te lo guardes. NO planees venganza contra el acosador ni trates de hacer algo con tus propias manos.
Ahora que hablaste con alguien más sobre tu problema, hay muchas cosas que puedes hacer para evitar ser víctima de acoso en el futuro:
- No andes solo. Anda al menos con una persona más siempre que puedas.
- Evita los lugares donde ocurren los acosos.
- Cambia la ruta para ir y volver de la escuela. Sal un poco más temprano o más tarde para evadir al acosador. Siéntate cerca del conductor del autobús escolar o camina con un maestro para ir a clase.
- No lleves objetos valiosos ni dinero a la escuela. Marca tus pertenencias con tinta indeleble por si te las roban.
- Evita las áreas de la escuela sin vigilancia y las situaciones en que estés sola o solo.
- Asegúrate de no estar sola o solo en el vestuario ni en el baño.
- Actúa con confianza.
- Mantén la cabeza en alto, párate erguido y establece contacto visual.
- Piensa y repasa con tiempo tus respuestas y reacciones frente al acosador y practícalas frente al espejo. Así, ¡las tendrás listas cuando las necesites!
Los acosadores/as son realmente buenos en hacerle creer a la gente que merece ser maltratada - A veces, se arregla la situación con un acosador, pero luego surge otro acosador que toma su lugar. Hay muchas cosas que puedes hacer para evitar que eso suceda. Los acosadores/as son realmente buenos en hacerle creer a la gente que merece ser maltratada. Eso es totalmente falso.
Mereces respeto y amabilidad de los demás - Repítete permanentemente que tú eres, como en realidad eres, una gran persona que merece respeto y amabilidad de los demás. Aprende a estar orgulloso de tus diferencias. De todos modos, ¿por qué querrías ser como ese acosador?
- Nunca te avergüences de una enfermedad ni de una discapacidad. Mientras más pronto te sientas bien con ellas, los demás también lo harán.
- Pasa mucho tiempo con tus amigos. Si no tienes verdaderos amigos, trata de hacer nuevos amigos participando en actividades sociales o físicas.
- Lleva un diario sobre tus incidentes con los acosadores y cómo te hacen sentir, y sobre los acosos que sufren otras personas. Puedes también escribir un diario con aspectos positivos: todas las cosas que te gustan de ti mismo, tus planes para el futuro, etc.

Si nada de esto sirve y los acosos que sufres han vuelto tu vida muy difícil, habla con tus padres sobre la posibilidad de cambiar de escuela. Tú y tu familia pueden pensar que eso es rendirse, pero al final vale la pena vivir bien la vida y ser feliz.