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Las personas que sufren bloqueos lo pasan realmente mal porque se quedan bloqueadas ante determinadas situaciones, no saben responder adecuadamente ante un enfrentamiento y no reaccionan de manera adaptativa cuando algo no sale como esperan. Se bloquean ante cualquier cosa. Es una sensación de la que no se sabe cómo salir. Le pasa a muchas personas, no importa el sexo, ni la condición social, ni la formación.
Hay personas que ante una situación de abuso no saben cómo reaccionar adecuadamente. Otras, se quedan bloqueadas, incapaces de hallar una respuesta oportuna hasta que ha pasado la situación. Hace falta identificar por qué reacciono así, qué temo de los demás, para poder resolverlo. También es importante llegar a un equilibrio para no sobrecargarse; si lo hacemos, tenemos que identificar por qué lo hemos hecho y si nos compensa.
Además, hay que trabajar en potenciar la seguridad y la autoestima. Las personas seguras de sí mismas saben reaccionar ante situaciones que pueden significar un excesivo sacrificio, pues valoran las consecuencias en su justa medida, para reaccionar de forma positiva.
Miedo al rechazo
A veces, no reaccionamos como nos gustaría por un miedo casi imperceptible a que los demás nos rechacen, en cualquier ámbito de nuestra vida familiar, social y laboral. Una lista de pensamientos paralizantes, muy rápidos, como pequeñas bombas de relojeria hacen saltar nuestras alarmas y nos ponen contra las cuerdas para afrontar una situación que tarde o temprano nos van a bloquear. Pensamos que si le negamos un favor abusivo a un amigo, podemos perder su amistad; si le decimos que "no" a nuestro jefe ante un encargo que no nos corresponde o nos defendemos ante una situación injusta, puede despedirnos; o si discutimos abiertamente con nuestra pareja, corremos el riesgo de que nos quiera menos. Para superar ese miedo al rechazo, hay que detectar a qué se le tiene miedo exactamente, considerar si las consecuencias más graves imaginadas pueden ser reales y, en caso afirmativo, valorar si me compensa sostener una relación de esas características.
Situaciones que pueden bloquearnos
Alicia (35 años) al coger un taxi: "El otro día me quitaron un taxi delante de mis narices diciéndome: 'No te importa, ¿verdad?, es que tengo mucha prisa', y me quedé muda, bloqueada. Pero no es la primera vez que me pasa -dice Alicia: hace poco pillé a un compañero contándole a otro un cotilleo sobre mí y no fui capaz de encararme con ellos". Este bloqueo ante situaciones que nos ponen nerviosos es más habitual de lo que parece y muchas personas reaccionan de forma equivocada. Son personas poco reflexivas, más bien impulsivas, que tienen poca seguridad en sí mismas y están muy pendientes de la opinión de los demás, les importa sobre todo lo que piensen los demás y su imagen ante ellos o la gente que observa. Para mejorar la capacidad de respuesta y reaccionar de forma positiva es importante relativizar las situaciones, dando mayor relevancia a uno mismo.
Rocio (36 años), de profesión secretaria de dirección, dice que la situación "le dejaba frustrada": "Mi jefe siempre incumplía su promesa de un aumento de sueldo. Cada vez que lo aplazaba, no era capaz de protestar y salía de su despacho con la sensación de que me habían tomado el pelo. Luego se me ocurrían un montón de argumentos que tenía que haberle expuesto para conseguir lo que era justo y me quedaba frustrada y enfadada conmigo misma por no haber sido capaz de reaccionar. Con mi marido también me costaba defender mi postura. El resultado era que cuando me sentía muy desbordada, explotaba desproporcionadamente. Una psicóloga me dio un gran consejo: "Piensa primero en ti misma y asume riesgos pequeñitos para comenzar a responder a los demás; con la práctica, verás cómo puedes con desafíos más grandes" Así lo hice y comencé a superar el bloqueo y a perder el miedo a defenderme. Ahora me siento mucho más satisfecha y segura conmigo misma".
Consejos para superar los bloqueos:
1. Prepara posibles respuestas. "Resulta útil darse cuenta de en qué situaciones ocurre el bloqueo, anotarlas y preparar las respuestas para poder reaccionar. Se trata de adelantarse a la situación y controlar la variable de la improvisación", aconseja la psicóloga Isabel Álvarez. Pueden servirte las frases que te vienen a la cabeza una vez pasada la situación bloqueante y que te hubiese gustado haber dicho en el momento.
2. Visualiza situaciones. Imagina una situación en la que ocurre algo que deja sin respuesta y visualízate a ti mismo reaccionando como te gustaría hacerlo de verdad si no te bloqueases. Una vez que hayas percibido que se puede hacer, te resultará más fácil ponerlo en práctica. Comienza con pequeños retos o situaciones más fáciles y ve avanzando.
3. Refuerza tu autoestima. No olvides que tú vales tanto como la persona que tienes enfrente, que tu opinión, acertada o no, debe ser escuchada y respetada. Potencia tu autoestima para ganar seguridad en ti mismo y poder enfrentarte a situaciones que no te resultan agradables respondiendo de forma positiva.
4. Aprende a relativizar. Piensa en qué es lo más grave que puede ocurrir si le dices, por ejemplo, a tu marido que no estás de acuerdo con sus planes, o a un amigo que no te apetece salir. Cuando compruebes que ni tu marido te va a pedir el divorcio, o tu amigo va a dejar de hablarte… te resultará menos angustiante responder.
Haznos llegar tu experiencia de bloqueo y nos ayudarás para ayudar a su vez a más gente..... escribenos tu post...animate a contarlo...a todos/as nos ha pasado alguna vez....
Hemos hablado de los miedos y de las fobias. La timidez es una forma atenuada de fobia social, y que habitualmente tenemos y disimulamos todos mejor o peor.
La timidez es una sensación de inseguridad o vergüenza en uno mismo, que una persona siente ante situaciones sociales nuevas y que le impide o dificulta entablar conversaciones y relacionarse con los demás. No sabemos si resultaremos competentes, valiosos o apreciables a los demás. esa inseguridad nos atenaza muchas veces.... Muchas veces esto esta en agudo contraste con un ambiente familiar en el que hemos sido mimados y protegidos, aunque en otras ocasiones es todo lo contrario: un ambiente familiar autoritario y descalificador también produce futuros tímidos. Ojo para los padres y madres que usan esas pautas para con sus hijos/as. Nuestra forma de ser se hace en el ejercicio de relacionarse con los demás, es un resultado de ATREVERSE a ser delante de los demás, mezclándose y entrando en conflictos que uno aprende a ir solucionando sobre la marcha. La persona tímida es cautelosa: no se arriesga a equivocarse, a ser rechazada o a resultar inadecuada, y como no practica no avanza, y espera que un día se levantará con la moral alta y resultará segura de sí misma por arte de gracia (y no pasando por los malos tragos y apuros que todos tenemos que pasar para curarnos de complejos e inseguridades y para resultar hábiles amigos y relacione públicas). Descubrir lo que somos realmente tiene algo de lanzarse al abismo de lo desconocido y explorar lo que resulta de ello, y esta es la forma mejor de superar la timidez. Arriesgar en las relaciones sociales siempre reporta más ventajas que inconvenientes, al fin y al cabo el género humano es social por naturaleza. hemos de intentar cambiar nuestra forma de relacionarnos si nos cuesta ser comunicativos: Palabra a palabra obligarnos a nosotros mismos a enseñar LO QUE PENSAMOS pero también -y sobre todo- LO QUE SENTIMOS (como cuando decimos 'me molesta el humo que me hechas a la cara' o 'me gustaría que tomáramos el sábado un café juntos', o 'este fin de semana me apetece ir de excursión con unos amigos que hace tiempo que no veo').
Pensamientos que nos cohiben A menudo superar la timidez también es una cuestión de número de palabras (cambiar el 'si', 'no', 'tal vez' por frases de cinco minutos). Dejarse ir hacia una frase que va a ser muy larga es como confiar en tu propio cerebro, en su auto-estimularse, refrescarse y entusiasmarse por una tarea intelectual (en el fondo le encanta, es lo suyo). La persona tímida tiende a creer que no tiene mucho VALOR, o CAPACIDAD, pero la realidad no es exactamente esa (mucho grandes tímidos han sido perfectamente grande genios científicos o escritores) sino que UNO MISMO/A SE PONE ENCIMA UN PEDRUSCO, inhibiéndose con pensamientos negativos tales como 'lo mio no tiene importancia' 'mis cosas aburren' 'mi interés no coincide con el de los demás' 'podría ofender, aburrir o molestar a alguien' o cuestiones y/o lindezas parecidas. Esto a lo que podíamos llamar AUTO-SABOTAJE equivale a que estuviéramos pensando 'seguramente no caminaré recto y estéticamente, pareceré torpe y tropezaré' y como fruto de esta hipótesis tan poco constructiva REALMENTE hasta consiguiéramos andar mal y tropezar. Nos cuesta encontrar un lugar en el mundo, EL NUESTRO, y en vez de ello caemos en el error de pretender ser OTROS. Sería buena cosa rebelarnos de una vez por todas y determinarnos a ser espontáneos, aceptando luego con resignación el número amigos y enemigos que ello produzca (por lo menos seríamos felices NOSOTROS y NUESTROS amigos, y nuestra alegría llenaría nuestro entorno).
¿Cómo afecta nuestras vidas la fobia social?
Nos empobrece reduciendo a la mitad nuestra vida social, nuestras posibilidades de ocio y progreso profesional. La frustración que todo ello implica puede reflejarse indirectamente en forma de desánimo general (a veces es causa de caer en un depresión tras un larga etapa vital de sufrimiento) e irritación descontrolada con el circulo familiar íntimo. Las relaciones que exigen iniciativa, sostén y aportación por nuestra parte se pueden llegar a ver gravemente resentidas y romperse. Elimina aquellos oportunidades que suelen provenir de la actividad social (hacer amigos en el colegio o en el trabajo, participar en las equipos, promocionarse en el trabajo, etc.) . Puede ocurrirle a un fóbico social que rechace un buen trabajo solamente por el miedo que tiene a las nuevas responsabilidades, especialmente si tiene que tratar con muchas personas y hacer reuniones.
¿Soy un bicho raro?
Los datos nos aclaran algunos de los mitos de la timidez y de la fobia social. De 1-2 por mil de los hombre y 2-3 por mil de las mujeres padecen fobia social. Es una dificultad que se conoce bien, tanto el porqué se produce como el modo en el que puede tratarse.
Si la timidez se experimenta de forma frecuente y promueve una alteración de la normalidad del funcionamiento del sujeto y le impide sostener el bienestar y lograr sus metas, se hace recomendable un abordaje para su control y solución.
El tratamiento puede ser diverso, y va desde el entrenamiento de autoayuda con autoobservación y fijación gradual de nuevas conductas hasta la medicación reductora de la actividad ansiogénica del sistema simpático.
¿Tiene solución?
No es imposible adquirir estas dos capacidad que resolverían el problema:
las habilidades expresivas, sociales y de trato que no hayamos podido adquirir en el curso de nuestro aprendizaje por razones de modelos familiares imperfectos, inadecuada intervención escolar o por las dificultades emocionales que hayan interferido.
La habilidad de controlar el miedo irracional mediante distintas estrategias de enfrentamiento, control emocional e información psicoterapéutica especializada.
Una ayuda farmacológica puede ser aceptable como un medio de atemperar las dificultades iniciales, especialmente si el nivel de ansiedad produce severos síntomas incapacitantes como intensas taquicardias o ataques de pánico, insomnio y depresión.
¿Puedo solucionarlo por mí mismo/a?
Algunas lecturas de libros de autoayuda que tratan las fobias de una forma sencilla nos pertrecharán con una mayor comprensión del problema.
La práctica de la relajación, yoga, y/o ejercicio para bajar el nivel general de ansiedad.
Ejercicios prácticos de expresión:
lectura en voz alta del periódico utilizando un tono de voz alto y que tenga contenido emocional;
grabar un pequeño ejercicio de unos 10 minu tos (5 veces a la semana) en el que contemos como si estuviéramos delante de un grupo de personas un asunto que hemos leído, visto en televisión, escuchado en la radio o hemos oído o pensado. El tema ha de ser diferente cada vez. Contra más exagerado es el tono expresando disgusto, placer, admiración, guasa, etc. más efectivo es el ejercicio. No olvidar al final añadir nuestra opinión sobre el asunto. Procurar conforme pasa el tiempo aumentar la longitud de las frases.
Preparar el terreno hablando en primer lugar en las situaciones mas fáciles (familiares de confianza, vecinos, compañeros de trabajo) introduciendo elementos que impliquen humor, comentarios personales y opiniones atrevidas.
Procurar adquirir compromisos tales como acudir a las reuniones de vecinos, religiosas o de trabajo, eventos sociales, etc. aunque nuestro papel al principio fuera modesto, pero logrando al menos familiarizarnos más con la situación grupal.
Hacernos un plan de EXPOSICIÓN gradual a las distintas situaciones sociales que nos agobian intentando hacer progresos pequeños pero continuados.
Suprimir las conductas anticipatorias que tanta ansiedad inducen al adelantar con los ojos de la imaginación mil situaciones agobiantes, humillantes y desagradables. Es mucho mejor no pensar y si tuviéramos que pasar por una situación temida, por ejemplo una boda, no sufrir hasta el momento en el que comience el banquete (y a ser posible tampoco en medio).
Tampoco conviene hurgar en la herida más de la cuenta, haciendo agoreras y cínicas disquisiciones de nuestro papel en el mundo. Es mejor concentrarse más en progresar que en criticarse a uno mismo.
Conviene facilitar el aproximamiento a los distintos ambientes estando al menos al día de las inquietudes y afanes por las que los humanos nos unimos en amistad (preocupaciones sociales, conocer la música actual, el deporte o las modas, procurando si cabe estar en un buen nivel como para poder más adelante tener algo que aportar).
Preocuparse por saber lo que la mayoría sabe (por ejemplo saber hacer una barbacoa, bailar, conocer los procedimientos administrativos, desenvolverse en un restaurante, etc.)
Disponer también de una personalidad propia (unos gustos, unas ideas conocidas, unas intereses, etc.) que pueda hacer atrayente y productiva nuestra incorporación en los grupos.
En los momentos de hablar en público no estar mirando con lupa nuestras sensaciones físicas perturbadoras sino los ojos de los interlocutores, y mirándolos comenzar a hablar LENTO y DETALLADO en vez de rápido y comprimido tal como el "salir rápido" del apuro nos pediría.
Hacer maniobras de preferencia, tales como sentarnos en el sitio de la mesa que más nos gusta y al lado de la persona que nos cae mejor o en el medio (en vez de sentarnos en el rincón más alejado y junto a la persona que menos nos gusta).
Si notamos que la voz nos tiembla, en vez de ultimar proseguir hasta que el efecto desaparezca, haciendo que el temblor inicial quede olvidado por un final aceptable o por la simple voluntad de expresarse.
No exigirse a uno mismo el imperativo más bien contraproducente de pretender ser inteligentes para los demás sino que en vez de RENDIR debemos cambiar la misión a PARTICIPAR.
Algunos fóbicos sociales han utilizado técnicas de INUNDACIÓN como aceptar un trabajo de cara al público, o presentarse voluntarios en una asociación para obligarse así a 'pasar por el tubo' y superar los problemas de una vez. Este método de 'sacar la muela a mano' no funciona siempre y puede ser una apuesta que sobrepase muestras verdaderas fuerzas.
Si nos sentimos preparados por haber avanzado en los puntos anteriores nos podemos atrever a llevar a cabo alguna actividad mas eficaz tal como apuntarnos a una asociación, un curso de expresión corporal, un taller de habilidades sociales (en el que mediante juegos didácticos, simulación de situaciones y ensayo de nuevos comportamientos, y en un ambiente de personas con similares dificultades a las nuestras podemos quemar etapas) o aceptar un trabajo que sabemos que nos pondrá a prueba.
Sería algo bueno de cara a superar los miedos el reflexionar más allá de lo mal que nos sentimos lo que hay de realidad en los supuestos peligros (miedo al rechazo, a que no nos valoren o a no resultar interesantes y dignos de amor que posiblemente provienen de algunos factores educativos mal aprendidos -o enseñados cabría decir-.
Trucos para superar la timidez
1. Reconoce tu miedo y acéptalo como algo propio y personal. No intentes sacarlo de ti. No lo conseguirás. Lo mejor es asimilar que te ocurre. 2.Habla sobre tu miedo y compártelo con los demás, es la forma de habituarte a que es una característica tuya y a tratarla con normalidad. 3. Descodifícalo y defínelo: ¿de qué sentimientos se compone ese miedo? Angustia, pena, decepción, culpa, indefensión. Identifica cada uno de los sentimientos y llega al fondo de la cuestión, tal vez descubras que el miedo es una coraza que oculta algo más profundo y a lo que tienes que dedicarle tiempo. 4.Busca toda la información que puedas necesitar. Si tienes miedo a la comunicación con las personas, es absurdo que intentes no saber nada de ello, cada vez estarás peor debido a la falta de información, y tendrás más oportunidades de pensar en lo peor e inventártelo o distorsionarlo. Si estás bien informado esto no te pasará. 5.Reafírmate y céntrate en tus éxitos. Enumera tus cualidades, quiérete. Habla sobre ti mismo con respeto y cariño. Evita las recriminaciones y los insultos. 6.Pídele a alguien que te ayude y te dé apoyo, que funcione como observador, más tarde podrá decirte si lo hiciste bien o no. 7.Concédete un espacio de tiempo para anticipar en positivo, busca opciones distintas y haz un listado de cosas positivas que pueden ocurrir, intenta visualizarte realizándolas con éxito, mira como te desenvuelves de manera adecuada y como consigues tu objetivo.”estoy hablando con gente y estoy tranquilo”, “se ríen de un chiste mío”, “me escuchan cuando hablo”, “doy mi opinión y es valorada”, etc. 8.Actúa conservando la conciencia de este ideal, de esta anticipación positiva y del apoyo de la persona que te está ayudando. 9. Una vez que hayas superado el miedo y hayas salido con éxito recuerda a la persona que eras antes dominada por el terror y comparte con ella el orgullo del éxito conseguido. Haz una comparación positiva entre lo que eres hoy y lo que eras ayer, será la forma de conseguir tener cada vez menos miedo y adquirir confianza. Si sólo recuerdas la forma positiva de actuar y el trabajo que te costó actuar bien podrás superarlo, ya que te aferras sólo a aspectos positivos de la situación. 10. Intenta expresar las emociones que te provoca el miedo en voz alta y a otras personas. Al hablarlo, se separa de ti y podrás ser más objetivo a la hora de analizarlo. Pide a los demás que te ayuden a vivir con intensidad el miedo, no necesitas soluciones ni alivio, sólo que te escuchen, tú mismo encontrarás la solución cuando te distancies de la emoción en bruto y busques soluciones a los hechos concretos. 11.Intenta hacer una descripción del futuro tal y como a ti te gustaría, viéndote bien y con el problema resuelto. Identifica las sensaciones que te produce y retenlas en tu mente para generar mayor positividad.
¿Y si no puedo?
Es el momento de acudir a un profesional. Acuda a un/a psicólogo/a. Existen distintas psicoterapias exitosas contra la fobia social, siendo un problema clínico relativamente sencillo de solucionar comparado con otros trastornos mentales mayores. A veces la verdadera dificultad es el orgullo o la cicatería lo que nos impide reconocer que tenemos un grave problema y acudir a un profesional competente.
Haznos llegar tus comentarios sobre la timidez, sobre como te has enfrentado a ella y los problemas que te ha producido....
Todos sentimos miedo en nuestra vida. Gracias a él hemos llegado a sobrevivir como especie. De no ser así habríamos muerto bajo las patas de un mamut hace miles de años. Éste es el miedo que llamamos equilibrante porque está asociado a la prudencia, nos permite reconocer aquellas situaciones que pondrían en peligro nuestra propia integridad. Este miedo evita por ejemplo que digamos a un superior lo que realmente pensamos de él, o que nos quedemos en cama varios días cuando nuestra obligación es ir a trabajar.
Sentimos miedo frente al fracaso, al rechazo, a las pérdidas y mucho miedo frente a los cambios. Con todos estos ejemplos nos damos cuenta que el miedo nos acompaña a través de nuestra vida y madurez manifestándose en ocasiones cuando tenemos incertidumbres sobre nuestras relaciones, nuestra vida futura; es decir cuando sentimos inseguridad.
Para manejar el miedo es importante reconocer y aceptar que se tiene miedo. Una vez hecho esto, pasamos entonces a reconocer a qué le tememos. La mayoría de las veces nos cuesta mucho reconocer exactamente a qué le tememos.
Pero, ¿qué pasa cuando el miedo equilibrante se alarga en el tiempo y sin justificación aparente?: entonces se convierte en un miedo tóxico, que puede dañar nuestra salud y bienestar.
El miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza. Desde el punto de vista psicológico , es un estado afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al medio, que provoca angustia en la persona. El miedo forma parte del carácter de la persona y se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte). El miedo es una emoción con la que nacemos, pero que se puede ir modulando a través de la propia educación, el entorno, la cultura, etc.
El miedo modifica nuestra forma de estar sobremanera, ya sea por algo interior o exterior, real o ficcional, acudimos al Diccionario Oxford de la Mente, el cual argumenta que las causas principales del miedo serían la exposición a una estimulación traumática, la exposición repetida a una exposición subtraumática (sensibilización), la observación directa o indirecta de personas que muestran miedo y la recepción de información que lo provoca.
Habría cuatro componentes básicos de los que consta el miedo: la experiencia subjetiva de temor, los cambios fisiológicos, las expresiones directamente observables de miedo y los intentos de evitar ciertas situaciones o escapar de ellas.
Hay muchos tipos de miedo, por ejemplo, el miedo neurótico. También los miedos agudos, provocados por estímulos o situaciones tangibles y que se disipan con facilidad cuando se retira o evita el estímulo que los ha suscitado; frente a los miedos crónicos, que son más complejos y pueden estar o no ligados a un origen tangible que los provoque.
Las consecuencias del miedo pueden ser muy diversas, pero una exposición repetida a los estímulos que causan miedo puede provocar cambios duraderos en la conducta, los sentimientos y el funcionamiento psicofisiológico de las personas.
Se plantean posibles soluciones para corregir los miedos, entre ellas los métodos psicológicos, que se pueden dividir en los que intentan reducir el miedo directamente y los que tratan de modificar sus supuestas causas subyacentes.
El miedo es un concepto que puede relacionarse con otros términos del mismo campo, sobre todo en lo referente al género cinematográfico que vamos a tratar. Uno de los más cercanos y a menudo difícil de separar es el de ansiedad. Esta se puede definir como "un estado de agitación, inquietud, una angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis y que no permite sosiego de los enfermos. La principal diferencia entre el miedo y la ansiedad sería que el primero se refiere a sentimientos de temor sobre peligros de carácter tangible, que se vinculan a aspectos específicos del mundo exterior, mientras que la segunda se relaciona con sentimientos de temor difíciles de vincular a fuentes tangibles de estimulación; sus orígenes son inciertos. La ansiedad se siente siempre y cuando las respuestas producidas ante una señal de peligro sean ineficaces, y se mezcla a menudo con el miedo.
Por otro lado, decimos que el miedo que hace referencia al peligro real de una forma más o menos específica, pero desproporcionada, es una fobia. Las personas fóbicas se dividen en aquellos que responden con un miedo extraordinariamente intenso a una situación específica y los que manifiestan un miedo extraordinariamente intenso en numerosas situaciones que a menudo son difíciles de especificar. Cuando una persona está muy asustada de algo que no produce especial miedo a los demás, es porque el objeto o la situación en cuestión ha quedado asociado en su mente con algún temor infantil; también se da el caso de que el objeto o la situación temidos se han convertido en el símbolo de algo temido inconscientemente.
Por otra parte, debemos hacer alusión al término terror, que sería el miedo específico a que ocurra algún acontecimiento o acción nefastos. Lo distinguimos del horror, ya que este implica algo repugnante y negativo, mientras que el terror, no. Se encuentra en la categoría de respuestas instintivas que los seres humanos comparten con la mayoría de los animales y el miedo a la violencia infligida al cuerpo se encuentra en la base del proceso de terror. Debemos destacar que la mayor parte de los seres humanos parecen disfrutar de la sensación de terror en condiciones no extremas, y uno de los ejemplos más cercanos son las películas de miedo, las cuales son objeto de nuestro estudio.
Por último, debemos relacionar algunos términos ya no con el miedo en abstracto, sino con el provocado en el cine. Así, el concepto de susto y de sobresalto está muy unido al miedo en el cine. El primero se define como una impresión repentina causada en el ánimo por sorpresa, miedo, espanto o pavor; una preocupación vehemente por alguna adversidad o daño que se teme. Un sobresalto sería la sensación que proviene de un acontecimiento repentino e imprevisto, un temor o susto repentino.
El pánico sería el miedo grande o el temor muy intenso.
La tensión de alerta causada por el miedo es necesaria para vivir, sirve para superar los peligros reales y, además nos ayuda a defendernos de nuestra angustia.
La noción de peligro forma parte de nuestra vida y habla de nuestro grado de socialización. A partir de los quince meses, al niño se le empieza a imponer una serie de límites y tabúes en pro de su seguridad. A fuerza de un ¡no! Aprende, por ejemplo, que no debe tocar las cosas calientes. El miedo a lo que pueda ocurrir funciona entonces como previsor y sistema de alarma ante los peligros reales y justificados.
Después de años de estudio, los psicólogos han llegado a la conclusión de que no es tan sencillo asociar un determinado estímulo con una sensación de miedo concreta como proponía Watson, porque es la experiencia de cada persona la que determina si va a sentir terror o no.
Cuando el miedo es tan intenso que nos impide llevar una vida normal, entonces se vislumbra un problema llamado fobia.
· El miedo que se experimenta es objetivo, está perfectamente justificado y nos protege de una serie de peligros. · La fobia suele manifestarse cuando experimentamos obsesión ante objetos, situaciones, o incluso sensaciones que la persona reconoce como absurdas e injustificadas, pero que, sin embargo, no puede enfrentar.
La teoría del temor preparado de Martín Seligman sostiene que es más fácil aprender unos temores que otros. Seligman cree que estamos preparados por la evolución para desarrollar con facilidad temores a ciertos estímulos, como serpientes y arañas. Aunque es más probable que otros objetos comunes causen dolor o daño (como un martillo, un ventilador eléctrico, un enchufe, etc.), es menos probable que se desarrollen fobias por esos objetos que por las arañas o serpientes. El porque de esto, según Seligman estos estímulos representaban peligros en los inicios de la historia humana. Por medio de la selección natural, se han vuelto estímulos condicionados muy efectivos.
Pero es muy importante tratar de analizarlo para poder resolver esa situación. Incluso nuestra mente nos ayuda a hacer más difícil la situación de lo que en realidad es.
Si sentimos que estamos frente a una posible amenaza es mejor estar claros qué es lo peor que nos puede pasar en esa situación y nos vamos preparando para manejar la situación y sus consecuencias de una manera más productiva e inteligente. Cuando tenemos miedo nuestro sistema se bloquea y no podremos pensar ni actuar con lo mejor que tenemos.
Pero veamos este video que nos aclara como funciona el miedo:
Pero las fobias son la manifestación patológica del miedo:
¿Qué es una fobia?
Una fobia es un temor persistente e identificable que resulta excesivo o irracional y que se desencadena por la presencia o la anticipación de un objeto o una situación específica. Las personas que sufren una o más fobias experimentan una ansiedad constante cuando están expuestos al objeto o la situación específica. Entre las fobias comunes se incluyen el temor a los animales, la sangre, las alturas, los espacios cerrados o el vuelo. En los adultos ha de manifestarse durante tres meses continuados, los niños y adolescentes, el temor identificado debe durar al menos seis meses para ser considerado una fobia y no un temor transitorio.
Los tipos de fobias que se observan en las personas adultas, niños y adolescentes incluyen:
fobia específica - ansiedad asociada con un objeto o una situación específica. El objeto o la situación fóbica se evita, se anticipa con temor o se vive con ansiedad extrema, al extremo de interferir con las rutinas y las actividades normales.
trastorno de pánico con o sin agorafobia - período inesperado e imprevisible de temor o malestar intenso acompañado de falta de aire, mareo, aturdimiento, temblor, temor a perder el control y un aumento en la frecuencia cardíaca (denominado ataque de pánico). Los síntomas pueden prolongarse varias horas, pero generalmente alcanzan su punto máximo después de 10 minutos. La agorafobia se define como un temor a los espacios abiertos, por ejemplo a estar afuera o salir solo, relacionado con una o más fobias o con el temor de sufrir un ataque de pánico.
fobia social - temor a una o más situaciones sociales o públicas en un ambiente apropiado, con otros individuos del mismo grupo etáreo (por ejemplo, una representación escolar, un recital, un discurso o presentación).
mutismo selectivo - incapacidad para hablar en situaciones sociales específicas que se da en niños o adolescentes que pueden hablar, y lo hacen, en otras situaciones.
¿Cuáles son las causas de las fobias?
Las investigaciones indican que existen factores genéticos y ambientales que contribuyen a la aparición de fobias. Las fobias específicas se asocian con un primer encuentro aterrador con el objeto o la situación que las provoca. No obstante, aún resta saber si esta exposición inicial que condiciona el comportamiento posterior es un factor necesario o si las fobias pueden desarrollarse en personas genéticamente predispuestas.
¿A quiénes afectan las fobias?
Los trastornos de ansiedad son comunes a todas las edades. Se calcula que un 15 por ciento de la población en general (y en un 9% de niños y adolescentes) sufren de fobias.
¿Cuáles son los síntomas que se observan en un adolescente con una fobia?
Los siguientes son los síntomas más comunes que pueden aparecer cuando una persona se ve expuesto, o anticipa la exposición, a un objeto o una situación específica que le produce temor o ansiedad intensa. Sin embargo, cada persona puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
aumento de la frecuencia cardíaca
sudor
temblor o estremecimiento
dificultad para respirar
sensación de atragantamiento
dolor o molestias en el tórax
malestar estomacal
sensación de mareo o desmayo
temor a perder el control o enloquecer
temor a morir
aturdimiento
escalofríos o calores súbitos
En los ataques de pánico, se deben producir al menos cuatro de los síntomas enumerados anteriormente con o sin una causa conocida e identificable.
Los síntomas de una fobia pueden parecerse a los de otros trastornos médicos o problemas psiquiátricos. Siempre debe consultar a un/a psicólogo/a para el diagnóstico.
¿Cómo se diagnostican las fobias?
Un/a psicologo/a u otro profesional de la salud mental calificado normalmente diagnostica los trastornos de ansiedad en niños o adolescentes a partir de una evaluación psicológica completa. Los padres que advierten signos de ansiedad severa en sus niños o hijos adolescentes pueden ayudar buscando una evaluación y un tratamiento precoces. El tratamiento precoz puede prevenir problemas futuros.
Tratamiento para las fobias:
El tratamiento específico para las fobias será determinado por el/la psicólogo/a basándose en lo siguiente:
la edad, su estado general de salud y sus antecedentes médicos
la gravedad de los síntomas
el tipo de fobia
la tolerancia a determinados medicamentos o terapias
las expectativas para la evolución del trastorno
su opinión o preferencia
Las fobias, al igual que otros trastornos de ansiedad, pueden ser tratadas eficazmente. El tratamiento siempre se debe basar en una evaluación integral de la persona y su entorno. Las recomendaciones de tratamiento pueden incluir, entre otras, terapia individual o cognitiva conductual para la persona (concentrada en ayudarlo a aprender nuevas formas de controlar la ansiedad y los ataques de pánico cuando/si ocurren). Algunas personas también pueden beneficiarse del tratamiento con medicamentos, específicamente, medicamentos que detengan la aparición de los ataques de pánico, siempre que estén recetados por un7a medico/a. Las personas que rodean al paciente tienen un rol vital de apoyo en cualquier proceso de tratamiento.
Prevención de las fobias:
Hasta el momento, no se conocen medidas preventivas que permitan reducir la incidencia de las fobias. Sin embargo, la detección e intervención precoces pueden reducir la gravedad de los síntomas, estimular el crecimiento y el desarrollo normal del adolescente y mejorar la calidad de vida de los niños o adolescentes con trastornos de ansiedad.
El miedo y la fobia tiene solución Lo positivo es pensar que éstas patologías tienen buen pronóstico. Si se hacen las cosas bien, si el profesional y el paciente siguen las pautas que este trastorno necesita, las personas se rehabilitan, se les "cura" su miedo.
El rol de la familia Los familiares a veces creen que con una postura rígida y autoritaria, los miedos patológicos se les van a ir, pero lo que realmente necesita el que lo sufre es contención y colaboración para la búsqueda de un tratamiento adecuado.
Recomendaciones para la familia: - Comprenda que se trata de un miedo irracional - Transmita tranquilidad y confianza - Escuche, incentive a quien está en crisis a relajarse (regularizando la respiración, por ejemplo) - Ayúdelo a comprender que no se encuentra en peligro y que no se va a morir - Déle libertad de acción (seguramente buscará cosas que lo tranquilicen y reduzcan la ansiedad) - Evite que lo rodeen personas ansiosas - Infórmese - Descarte otra enfermedad orgánica con un chequeo - Consulte a profesionales especializados en Trastornos de Ansiedad - Acepte, acompañe y aliente el tratamiento indicado
Cuéntanos tu experiencia con el miedo. Haznos llegar tus comentarios sobre el miedo , los problemas que te ha generado y como los has solucionado, si es que lo has hecho, las dificultades que has tenido....