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jueves, 6 de enero de 2011

Las compras compulsivas en la Navidad


Rebajas, Rebajs, Rebajas....
Un portectaje nada desdeñable de la población europea y de la población de los países más desarrollados no puede evitar acercarse a un comercio para comprar.
El consumo se dispara en esta época del año bajo la certeza de que el esfuerzo merecerá la pena y las rebajas aliviarán la cuesta de enero. Sin embargo, no se suelen tener en cuenta las consecuencias no sólo económicas, sino psicológicas que provoca el sentimiento de frustración por no poder comprar aquello que tanto se desea. Los psicólogos recomendamos autoreflexión y controlar los impulsos en momentos decisivos como la Navidad y las rebajas.
Compra compulsiva

A través de anuncios, ofertas y promociones, a través de la publicidad se llegan a crear determinadas necesidades en el consumidor bajo la premisa de que lo material da la felicidad. Es así como la compra compulsiva irrumpe en navidad y favorece la adquisición de productos u objetos que, en muchos casos, apenas unos meses después acabarán en el fondo del armario o en el cubo de la basura. En este sentido en Navidad, el deseo de comprar se desencadena porque una parte de las fiestas está enfocada desde el punto de vista del consumo, lo que lleva a realizar compras innecesarias que de otra forma no se harían.
El problema es que los gastos no acaban en diciembre. Tras unos días de dispendios considerables llegan las rebajas, que se intentan aprovechar para compensar los gastos navideños. Las compras en esta época sí que suponen un comportamiento totalmente compulsivo que tiene que ver con compras innecesarias, porque pensamos que vamos a ahorrar. Se adquiere bajo la trampa de pensar que va a resultar muy bonito y barato.
Los expertos aseguran que esta tendencia está también relacionada con la propia inseguridad del consumidor, en ocasiones dominado por el afán de convertirse en el más guapo o el mejor vestido, a la vez que se esfuerza por demostrar su poder adquisitivo o mantener su posición en el círculo de amigos. En una sociedad donde se realza tanto la estética, se considera imprescindible ser el "más guapo".
Los publicistas se defienden y rechazan las críticas. Argumentan que su trabajo está dirigido a hacer más cómoda la vida del consumidor, quien a veces necesita que le “recuerden” las ventajas de determinadas compras. “Marketing no es sinónimo de engaño, sino una disciplina con la que se pretende fomentar el consumo y crear atracción sobre el producto”, dicen los expertos.
Consecuencias
Además de llenar nuestros armarios con compras innnecasarias y vaciar el monedero, las compras compulsivas acarrean otra serie de consecuencias para las que no siempre estamos preparados. Así, el no poder regalar a familiares y amigos lo que desean puede suponer para el individuo un motivo de tristeza tan importante que no es difícil que pronto aparezca un gran sentimiento de frustración.
Los psicólogos advertimos de que esta circunstancia afecta sobre todo a las personas más vulnerables y con una situación económica modesta, para los que ocupar y mantener un buen estatus social es fundamental. Se trata de quienes se rigen por el refrán ‘tanto tienes, tanto vales’, y que ven las compras como una señal de identidad porque creen que son lo que compran. Si lo que compran no les coloca en la posición que persiguen puede aparecer un estado de frustración. Son las compras compulsivas las que pueden llevar a esa situación, no lo contrario: el no comprar alienta el deseo de hacerlo, pero no llega a frustrar. Ese sentimiento aparece más bien cuando las compras no cubren las expectativas.
En el caso de los niños, el problema es aún mayor cuando el pequeño se convierte en el único de sus compañeros que no viste una determinada marca o que no tiene el último disco de su cantante preferido. Es entonces cuando se crean muchos sentimientos de frustración individual y se enseña, desde edades muy tempranas, a seguir una tendencia consumista. Los niños no quieren unas zapatillas que no sean de marca porque todos sus compañeros las tienen de marca.
Según un informe publicado por el Worldwatch Institute bajo el epígrafe “La situación del mundo 2004”, el impulso consumista se genera para dar respuesta a una necesidad ante un estímulo constante, lo que supone que buena parte de los gastos no están justificados, sino que, en realidad, contribuyen a crear problemas como la obesidad o el endeudamiento. Se deberían fomentar más valores como la amistad.
Controlar los impulsos

Por lo general, las mujeres tienen más tendencia a gastar que los hombres, aunque la necesidad de controlar los impulsos consumistas resulta imprescindible en ambos casos. Y es que el marketing y la publicidad suelen ser creadores de tendencias a las que se suman una gran mayoría que no distingue entre sexos.
Por ello la autorreflexión constituye, según estos expertos, el primer paso para encontrar salida a una situación que, si no se remedia desde el principio, puede convertirse en una enfermedad patológica que ya afecta casi al 5% de la población y a partir de la cual el individuo no puede evitar acercarse a un comercio para comprar. Es un impulso irrefrenable.

Aprender a gastar con sensatezAdemás del control de los propios impulsos, hay otras medidas cuya puesta en práctica puede reducir el uso de la tarjeta de crédito. Ayuda, por ejemplo, la elaboración de un presupuesto previo en el que limite el gasto que se puede realizar sin poner en peligro la economía doméstica o distinguir entre compras las justificadas y las que no lo están. Utilizar un presupuesto prefijado y con disciplina ayudará a ese respecto.
Además, al ir de compras conviene llevar una lista de los artículos que queremos adquirir y se recomienda evitar comprar en momentos de euforia o desánimo, ya que determinadas situaciones psicológicas favorecen la compra irracional.
También es importante ser consciente de que la reducción en el precio de algunos productos no conlleva la reducción en el precio de todos, no dejarse llevar por las tentaciones, controlar lo que se gasta –se puede utilizar una calculadora para sumar cada nuevo producto que cae en el carro– y no sentir vergüenza por salir sin comprar nada.
En el caso de los juguetes, una buena medida es la adquisición de artículos que no contengan pilas ni requieran el uso de electricidad, y, si esto resulta imposible, habrá que asegurarse de apagar los juguetes cuando no sean utilizados por los pequeños o controlar el tiempo que pasan “enchufados”.

Por último, conviene evitar las compras de última hora, cuando los precios están más caros y las aglomeraciones hacen que se hagan las compras de forma rápida y descuidada. Recurrir al transporte público en lugar del vehículo privado, no siempre fácil de aparcar; aprovechar las rebajas para comprar lo que no sea estrictamente necesario y saber con certeza qué es lo que queremos, son también factores clave para que la Navidad sea realmente una época de fiesta y felicidad.
Las compras compulsivas como patología

El ansia por comprar puede jugarnos malas pasadas. Lo que empieza siendo un placer se convierte en una auténtica pesadilla cuando se hace compulsiva y nos lleva a endeudarnos. Para conseguir paliar sus devastadoras consecuencias, se impone un cambio de hábitos. Un cambio de los comportamientos habituales que van más allá de una mera declaración de intenciones.

Nuestros gastos superan nuestros ingresos.

No sabemos en qué se nos va el dinero. Llenamos los armarios de compras inútiles que no utilizamos. Hacemos compras de las que luego nos arrepentimos. Recibimos el extracto de la tarjeta de crédito y nos asustamos con el volumen de gasto que hemos generado. Es cuando comenzamos a tomar conciencia de las dificultades. No podemos recordar dónde y cuándo hicimos el gasto... Éstas son algunas señales de alarma que nos indican que gastamos demasiado. Aunque en nuestra sociedad actual el comprar por el placer de comprar es algo habitual, los psicólogos coinciden en afirmar que se trata de una patología que muchas veces esconde desórdenes del comportamiento: una personalidad caprichosa, baja autoestima, ansiedad, deseos de ser admirados, envidiados y deseados, de mejorar socialmente.Según el Informe Europeo sobre adicción al Consumo, una tercera parte de los ciudadanos de la UE tiene serios problemas de autocontrol y entre el 1 y el 5 por ciento, son adictos a las compras. Lo que en un principio parece ser un acto voluntario y sin consecuencias graves, puede crear situaciones conflictivas: endeudamiento, ruptura del equilibrio personal y familiar, crisis de pánico. E incluso, llegar aún más lejos, si quedamos atrapados en esta conducta repetitiva y terminamos creando una auténtica adicción. La mayoría de las veces se debe simplemente a hábitos que hemos aprendido y que también podemos aprender a modificar para poder vivir de una manera que nos permita gastar nuestro dinero de una forma sensata.
Cambio de hábitos

Este cambio de hábitos pasa, en primer lugar, por buscar conductas alternativas. Si, por ejemplo, nos hemos acostumbrado a pasar las tardes mirando tiendas de ropa por huir de la soledad o combatir el aburrimiento, una solución sería apuntarse a un curso o practicar algún deporte.También es importante marcarse objetivos intermedios y realistas. De nada sirve decir: “No vuelvo a entrar en una tienda”. Si estamos acostumbrados a gastar medio sueldo en ropa todos los meses, poner un límite razonable a nuestro presupuesto en ese apartado. Disfrutaremos más y mejor con las compras realizadas. Ayuda igualmente, no dejarse llevar por el impulso del momento: si vemos un objeto que nos gusta, no comprarlo en el acto. Darnos unos días y si nos interesa de verdad, volver a comprarlo. Los consumidores suelen comprobar que una vez fuera del establecimiento, han olvidado su deseo de comprar. El uso de un talón que facilita mucho el pago y a veces evita el goteo que se genera cuando se lleva dinero en efectivo en el bolsillo, se debe procurar, en la medida de lo posible, no pagar siempre con la tarjeta de crédito. Uno de los peligros de la tarjeta es que provoca un oscurecimiento del gasto y lleva a la falta de recuerdo de la compra.
Distintas Terapias:  de inundación y otras

Hay muchas formas de luchar contra las compras complusivas. Un procedimiento que se utiliza para algunos casos es “de inundación” y que se utiliza en las terapias de grupo con personas que tienen una gran adicción a pasar largas horas en los centros comerciales. Consiste en una exposición intensa y prolongada a los estímulos, impidiendo la respuesta que se quiere evitar (en este caso, las compras compulsivas). No esta demostrado aún cientificamente su eficcacia, pero si se ha podido constatar su utilidad en muchos casos.
Tambien se ha posido demostrar como el aprendizaje de técnicas de autocontrol mejora ostensiblemente la respuesta ante estos impulsos irrefrenables. La pareja o amigos pueden servir también de apoyo o ayuda para salir adelante, primero tomando conciencia del problema y posteriormente poniendose en manos de un buen especialista.    

domingo, 14 de diciembre de 2008

La otra cara de la Navidad


La Navidad, una de las fiestas más importantes de la tradición occidental, ha calado hondamente en nuestra cultura, hasta tal punto que es celebrada por creyentes y no creyentes como un día señalado en el año relacionado con unión familiar, alegría y reencuentro.

Mi amiga psicologa y especialista en Coaching, Mertxe Pasamontés, ha decidido colaborar conmigo en mi blog y poner en marcha una experiencia (el inicio de la misma) de trabajo interblog. Ella ha publicado "Palabras de navidad: la otra cara" donde nos dá una perspectiva complementaria de este artículo. Pincha aqui y puedes leerlo.

En Navidad aparece otra cara de estas fiestas. Cuando nos disponemos a pasar a un nuevo año y en practicamente en todo el mundo de influencia Cristiana se celebran las fiestas Navideñas...aparecen otra cara que por regla general es más invisible y le pone otra cara a estas fiestas. De hecho se ha constatao que la venta de antidepresivos aumenta un 40% en estas fechas.
Se recuerda con nostalgia los momentos navideños (Ver el blog de Mertxe) vividos con personas que no están con nosotros, sea porque han desaparecido o porque están lejos. Centrarnos en estas pérdidas es algo habitual.Los buenos momentos no podrán repetirse este año por el motivo que sea, y la persona afectada tendrá un pensamiento negativo y melancólico por lo que no tendrá ganas de muchas fiestas y celebraciones. Ningún m
omento es repetible. Es importante ser conscientes que a nuestro alrededor existen otras personas que sí nos satisfacen y no debemos centrar todo el interés en la pérdida de los que faltan. De hecho las personas que están con nosotros pueden vivir negativamente nuestro estado de ánimo, por creer que no los valoramos por centrarnos más en quien no tenemos.
Las personas que se encuentra lejos de casa, viviendo o trabajando en otras ciudades y que no tienen la posibilidad de volver a casa en estas fechas pueden desarrollar este trastorno, sobre todo porque pensarán en lo solos o lejos que están y no aprovecharán lo que les brinda su nueva ciudad para pasar las fiestas. Igualmente es una forma negativa de vivir una realidad, eligen pensar en negativo cuando podían hacerlo en positivo. es hora de que empecemos a pensar en disfrutar de las nuevas posibilidades, aunque al principio nos parezca que no las encontramos por ninguna parte!.
La idea de felicidad, lujo y fantasía que aparece en los medios de comunicación no tiene nada que ver con la realidad que viven muchas familias con problemas, ya sean económicos, personales, laborales, de pareja, etc. Especialmente en este momento de crisis económica (ver el post de la crisis económica). Debemos tener en cuenta que nuestra realidad es muy distinta, aunque no por ello peor. Cada uno tendremos que adaptarnos a nuestras posibilidades y disfrutar de la Navidad de la mejor manera posible. El lujo es para los que pueden permitírselo. Cuando tenemos una gran falta de recursos tendremos que echar mano de la imaginación para hacer que los nuestros disfruten, no todas las cosas se consiguen con dinero. El pasar la noche juntos viendo la televisión o jugando a un juego de mesa hará que los nuestros pasen una bonita noche, solo con cambiar el menú y variarlo con algo nuevo será suficiente para festejar cualquier cosa. Una cena especial no tiene porque ser ( ni mucho menos con mariscos u otros lujos).
Las personas que pasan por una mala racha sentimental, serán más proclives a pasarlo mal en estas fiestas. Su responsabilidad está en conseguir los recursos necesarios para controlarse. Los deprimidos, los ansiosos o melancólicos diagnosticados de algún trastorno concreto deberán prepararse de antemano. Saben cuales son sus puntos débiles y tendrán que reforzarlos antes de que lleguen esos días y se encuentren peor. Buscar ayuda antes de estar hundido/a y proveer una amplia agenda de actividades.

Son muchos de los estados de ánimo que nos embargan en estas fechas, por ejemplo los estados de ánimo depresivos, que continuación describimos algunos de ellos:

1)Recuerdos de seres queridos, personas que han muerto o que se encuentran lejos con los cuales no se puede compartir estas vivencias. Se echa de menos a esta persona y se recuerda con nostalgia los momentos navideños vividos con ella, puesto que no pueden repetirse, el pensamiento será negativo hacia esa situación y la persona afectada no tendrá ganas de fiesta. Está focalizando toda su atención en ese acontecimiento o en esa persona que falta y no es capaz de ver el resto del ambiente, como otros familiares que sí están con ella, otras situaciones nuevas y positivas, etc.
2) Paralelo a lo anterior aparecen recuerdos de acontecimientos pasados vividos en estas fiestas o a lo largo del año que fueron negativos y que ahora salen a relucir para demostrar lo mal que lo hemos pasado o lo desdichados que hemos sido. Es una forma de rememorar el pasado pero que solo sirve para ensuciar el presente.
3) Las personas que se encuentra lejos de casa, viviendo o trabajando en otras ciudades y que no tienen la posibilidad de volver a casa en estas fechas pueden desarrollar este trastorno, sobre todo porque pensarán en lo sólos o lejos que están y no aprovecharán lo que les brinda su nueva ciudad para pasar las fiestas. Igualmente es una forma negativa de vivir una realidad, eligen pensar en negativo cuando podían hacerlo en positivo.
4) A menudo también puede suceder que nos dejemos llevar por la publicidad y por el espíritu navideño que tratan de vendernos por todas partes. La idea de felicidad que aparece en los medios de comunicación no tiene nada que ver con la realidad que viven muchas familias con problemas, ya sean económicos, personales, laborales, de pareja , etc. Si caemos en la trampa de compararnos con lo que nos venden habremos caído en un pozo sin salida, por supuesto que no nos parecemos para nada a lo que dicen los anuncios, pero ten en cuenta que cada uno vive la navidad a su manera y que ninguna forma es mejor que la otra.
La falta de recursos ecónomicos es una gran traba en estas fechas. El hecho de no poder comprar regalos a los niños o de no poder hacer una buena cena ayudará a la persona negativa a refugiarse en sus pensamientos y a autocriticarse por su mal hacer.
Para todos estos síntomas también hemos de tener recursos psicologicos que nos hagan amortiguar o evitar entrar en este estado de ánimo:

¿Qué hacer para estar mejor?



Haz que los recuerdos de los fallecidos se conviertan en algo agradable. Rememora las cosas positivas de esa persona, recuerda los chistes del abuelo o la tarta tan rica de la abuela.¿ Qué cosas aportaba esta persona a estas fiestas? Piensa en ello e incúlcaselo a los demás, sobre todo si son niños, hazles ver con alegria el recuerdo de esta persona y no trates de ocultarselo. Busca sus momentos buenos y repítelos cuando puedas, hablar abiertamente de ello, te ayudará a estar más aliviado.
Hecha mano de los tuyos para superar los malos momentos, hablar y expresar tus sentimientos te ayudarán a sentirte mejor, además muchos de tus pensamientos serán extremadamente negativos, si los compartes tienes posibilidades de que alguien te ayude a desmontarlos y a que veas la parte positiva.
Recuerda que muchas familias tienen problemas que resolver y que no eres el único, intenta aceptar tu realidad y aprovechar las fiestas para desconectar un poco del día a día. Cuando se acaben todo seguirá igual estés triste o no , tu estado de ánimo no ayuda a mejorar la situación, todo lo contrario. Recuerda que la Navidad es solo una fecha en el calendario y que cada persona le dá el significado que ella quiere. No le dés tanta importancia , es una fiesta más.
Aprovecha los momentos bajos para estar contigo mismo y relajarte, si lo consigues saldrás con energías renovadas. Busca la serenidad en los pequeños detalles, un baño caliente, un té a media tarde, una película tristona por la noche.
Plantéate toda tu situación como si la estuvieras viendo desde fuera, como si fueras un espectador que está mirando una obra de teatro. Analiza toda la situación y valora cuanto de negativo hay en ella y cuanto de positivo, intenta no caer en la trampa de focalizar toda tu atención en los puntos negativos, busca más allá e intenta localizar algo bueno, seguro que lo encuentras.
No te dejes llevar por la publicidad. Busca tu propia felicidad, no tiene porqué ser igual que la de los anuncios. Disfruta estando con los tuyos y teniendo vivencias positivas , no te compares, saldrás perdiendo en la mayoria de los casos, no olvides que la publicidad está exagerada para incitarnos al consumo, sería muy difícil estar a la altura. Busca tu propio nivel y disfruta de él.
Aprovecha tus recursos y sé creativo; una buena cena de Navidad no necesita obligatoriamente marisco o cordero, tan caros en estas fechas. Busca alternativas y decora tu mesa con cosas apetecibles, los demás te lo agradecerán y disfrutarán de la cena.
Planteate otra Navidad:
1) Cuando echáis de menos a un ser querido y estáis tristes por ello, una buena táctica será dar la vuelta al pensamiento y recordar los momentos mejores. Haz que los recuerdos de los fallecidos se conviertan en algo agradable. Rememora las cosas positivas de esa persona, recuerda las historias del abuelo o los veranos en el pueblo con los tíos. Es muy común intentar callar sobre esta persona que ha fallecido, sobre todo si hay niños intentamos que no sufran y nadie habla de esa persona que todas las navidades tocaba la zambomba o ponía el árbol. Esto es un error, ya que es una forma de ocultar sentimientos, que por otro lado, son sanos y normales. Permite que los niños y los mayores hablen con libertad sobre esta persona, de tal manera que sea algo natural y no forzado. La expresión de sentimientos hará que todos os sintáis mejor. Intentad ver con alegría el recuerdo de esta persona. Busca sus momentos buenos y repítelos cuando puedas, hablar abiertamente de ello, te ayudará a estar más aliviado.

2) Otro truco es aprovechar los momentos malos y de bajón para relajarte y disfrutar de tu soledad. No siempre tiene que ser malo el estar solo, es un momento para meditar, pensar, disfrutar de la tranquilidad con música relajante o una copa de vino, te servirá para centrar tus pensamientos y tomar decisiones sobre que harás en los próximos días. Aprovecha el momento y vívelo como algo estimulante y gratificante.


3) Si las Navidades son Fiestas duras para ti, tal vez deberías plantearte cual es el motivo. El hecho de haber perdido a un ser querido o el de sentirse solo no es motivo suficiente. Muchas personas pasan por esa misma situación y su reacción tal vez no sea tan negativa. Todos lo pasamos mal en ciertos momentos y todo tiene su periodo de adaptación, pero pasado este tiempo es hora de salir adelante. Si te encuentras anclado en una situación que no puedes superar, es el momento de que te plantes y decidas si necesitas ayuda externa. Tal vez pases por una depresión y no seas consciente de ello. Busca ayuda fuera, y anímate para superarlo, te encontrarás mejor día a día y tal vez las próximas fiestas no sean tan negativas para ti.
4) No te dejes llevar por la publicidad. Busca tu propia felicidad, no tiene porqué ser igual que la de los anuncios. Disfruta estando con los tuyos y teniendo vivencias positivas, no te compares, saldrás perdiendo en la mayoría de los casos, no olvides que la publicidad está exagerada para incitarnos al consumo, sería muy difícil estar a la altura. Busca tu propio nivel y disfruta de él. Aprovecha tus recursos y sé creativa; una buena cena de Navidad no necesita obligatoriamente marisco o cordero, tan caros en estas fechas. Busca alternativas y decora tu mesa con cosas apetecibles, los demás te lo agradecerán y disfrutarán de la cena.

4) Aprovecha tus días libres para hacer cosas pendientes que no puedes hacer cuando trabajas, Salir al cine o al teatro, darte algún caprichito, quedar con amigos que hace tiempo que no ves, ver a la familia en los pueblos, aprovechando el fin de semana respiramos aire puro y vemos a familiares más lejanos o con los que hemos perdido algún contacto, puede ser gratificante volver a recuperarlo. Dedícate tiempo para ti, un baño calentito con burbujas, un masaje, unas cremitas, un café caliente o un chocolate por la tarde en casa mientras que lees un libro, etc. Todas estas pequeñas cosas pueden resultar agradables cuando no las realizas normalmente. Y recuerda, no es necesario pasarlo bien obligatoriamente. Intenta mantenerte en la normalidad y seguir con tu día a día, al fin y al cabo las fechas son días en el calendario, tendrán la importancia que tú las quieras dar.

Los conflictos familiares: la otra cara de la Navidad:
En las Navidades, el encuentro con los familiares cercanos también puede implicar un cierto grado de tensión porque nunca se suelen celebrar como uno pensaba. Cada persona tiene su propia familia, la que ha creado en su interior y de la que se cree el centro. Este hecho para algunos es muy tranquilizador, mientras que para otros supone una fuente de rivalidad continua con los demás miembros de la familia.
La ausencia de seres queridos -como hemos dicho antes-, la visita de algún miembro de la familia no querido, el reencuentro con parientes poco apreciados son algunas de las situaciones más comunes que generan tensiones en estos días tan especiales por la carga cultural, emocional, psicológica y social que encierra la celebración de la Navidad.
Los expertos (para sintetizar) hablan de tres tipos de conflictos familiares en estas fechas:
1.- Los conflictos permanentes. Los que están presentes durante el resto del año pero que entran en contraste con lo que se espera de estas fechas. Por lo general, en Navidad se vive con mayor intensidad y dolor lo que en otro tiempo se considera un conflicto cotidiano. Un ejemplo muy simple es un adolescente que en todas las cenas se levanta de la mesa antes de que los demás terminen para chatear con sus amigos, pero si hace esto el día de Nochebuena, los padres sentirán con mucha más fuerza que se distancian del hijo o le prohibirán hacerlo.
2.- Conflictos propios de estas fechas. Dado que los festejos navideños enfrentan a todas las familias a una serie de tareas y decisiones que también pueden resultar complejas, relacionadas con el lugar donde juntarse para comer y cenar, quiénes serán los invitados, qué regalos se deben comprar o quiénes se encargarán del cuidado de los niños.
3.- Por último, se pueden citar los conflictos profundos que existen en todas las familias y que brotan estos días por el mayor tiempo que dispone la familia para estar junta. Estos problemas, presentes durante el resto del año, no se manifiestan o se hacen conscientes en otros momentos. "Sin ir más lejos puede haber parejas que no sepan comunicarse y llegar a acuerdos, pero como durante el resto del año sólo se ven delante de la tele y la vida está más pautada y ordenada, no se dan cuenta de ello hasta que tienen que pasar más tiempo juntos para preparar los eventos navideños con la familia.Aloran estos conflictos y se multiplican porque además se hacen patentes ante todo el mundo.
Muchos investigadores sostienen que 'los conflictos estrella' en estas fechas están muy relacionados con la familia. Al fin y al cabo, las familias crean su propia cultura, sus propias costumbres y sus propios ritos que, en Navidad, entran en conflicto con las culturas familiares de origen. Las demandas afectivas de todos -padres, hijos y abuelos- pueden dificultar mucho la toma de decisiones y el bienestar de la familia.
Otro tipo de cuestiones tienen que ver con la toma de decisiones económicas ya que la Navidad enfrenta a las familias a muchos gastos excepcionales y las dificultades económicas o los diferentes criterios de decisión en estos temas pueden incidir en un aumento de la conflictividad. Especialmente en momentos de crisis donde algun miembro de la familia está en paro, o cuando se percibe que puede ponerse en dificultades la economía familiar por la psicosis de crisis económica. También se encuentran en esta situación los adolescentes que ponen en cuestión las tradiciones familiares de sus padres, de forma que discuten y generan un conflicto por donde, como y con quien pasarán estas fiestas.
A continuación os pongo como postal de Felicitación de Navidad Imagine de John Lenon para que nos sirva de reflexión de la "otra navidad" del mundo:

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