Volvemos de vacaciones y nos sentimos culpables. No hemos aprovechado todo el tiempo que podiamos haber aprovechado para hacer cosas que luego no podemos realizar el resto del año. Y asi comienzan lo que llamamos autoreproches por lo que pudo haber sido y no fué. Y así en nuestra vida cotidiana acerca de nuestro quehacer como pareja, como padres/madres, hijos, como trabajador/a, profesional, por no habernos quitado de fumar, por no haber adelgazado, por no haber hecho deporte.... y por tantas y tantas cosas....que creemos podiamos haber hecho mejor. Nos sentimos culpables. Es el momento de quitarnos peso de encima para afrontar este “curso” ligeros de equipaje y libres de culpa, un sentimiento inútil y devastador. Vamos a aprender a ejercer nuestra responsabilidad objetivamente; trataremos sobre ataduras invisibles y sobre libertad.
Cuando sucede algo negativo, tendemos a buscar culpables. Hasta tal punto se da esa tendencia que se puede reaccionar de dos formas ante las frustraciones: quienes sistemáticamente se autoinculpan de lo que sucede (soy el culpable), quienes piensan que la culpa siempre la tienen los demás y, por último, quienes no echan la culpa a nadie, bien porque no entran a juzgar o porque no le otorgan excesiva importancia a los contratiempos que la vida nos depara.
La culpabilidad es de lejos la emoción que despilfarra mayor cantidad de energía emocional. ¿Por qué?. Porque por definición, te estas sintiendo inmovilizado en el presente por algo que ya paso, Y no existe culpabilidad por grande que sea, que pueda cambiar la historia. El grado de inmovilización puede abarcar desde una pequeña incomodidad hasta una severa depresión. Si simplemente estas aprendiendo lecciones de tu pasado, y prometiéndote evitar la repetición de algún comportamiento especifico, eso no se llama culpa.

Cada uno de nosotros tiene consciente e inconscientemente un conjunto de pautas que marcan su comportamiento. Este es nuestro propio código moral que puede o no coincidir completamente con el código social en que vivimos, el cual por supuesto a contribuido en gran medida determinar al nuestro.
Todos tenemos un código moral: El contenido del código moral personal es el conjunto de normas que organizan nuestro comportamiento. Esas normas pueden enunciarse, por ejemplo, como " no frustrarás a los otros ", " no dañaras a tus padres". Una vez que el contenido del código se estableció un proceso largo que se realiza a través de los años, empieza a funcionar un suerte de sistema que garantiza su cumplimiento.
Este sistema que se "llama el guardián del código" hace que cada vez que uno transgrede una norma o alguna de las pautas del código, se encienda una señal informando que el código se ha transgredido. Se trata de una suerte de avisador interno que cumple funciones de autoinculpación con el consiguiente malestar.
Una de las consecuencias mas comunes del sentimiento de culpa es el remordimiento. Clínicamente se define como el pesar interno que produce en forma de sentimiento cuando enjuiciamos nuestras acciones y pensamos que hemos realizado una mala acción. Es la inquietud que despierta la memoria de una culpa, que va creciendo imperceptible dentro de uno. La vivencia del remordimiento es como tener un objeto intragable atravesado en la garganta, que finalmente se volverá contra uno mismo. El problema principal del remordimiento es que muchas veces se desconoce su origen. Se experimenta como una sensación que esta continuamente presente pero no se sabe exactamente cual es la culpa que está escondida detrás originando este malestar.

Y, por otra parte, la actitud de reaccionar ante las malas noticias, o ante las adversidades o ante los errores y/o fracasos no echando la culpa a nadie se asocia a dos tipos de comportamiento: quienes mantienen actitudes frívolas y no le dan importancia a nada y, por otra parte, quienes mostrándose responsables y conscientes, optan por no teñir las relaciones interpersonales de sentimientos de culpa para evitar la negatividad que ello acarrea.
Es frecuente encontrar sentimientos de culpabilidad cuando se da un proceso de separación y/o divorcio, cuando perdemos a un ser querido, o cuando por ejemplo una mujer trabaja fuera de casa y se siente culpable por creer que no atiende a sus responsailidades como madre (cuando estas han de ser compartidas)
El sentimiento de culpabilidad se da en muchos ámbitos de la vida, en las relaciones de pareja también. Veamos un video de la pelicula "Antes que termine el día" (If Only) en el que podemos ver cómo se da un modelo de culpabilidad sobre las relaciones de pareja, aunque la vida le da otra oportunidad...(no siempre es así...)Y ¿Como comenzamos a superar y liberarnos de esos sentimientos de culpabilidad?

El objetivo es doble: el esclarecimiento de la situación y la desactivación del proceso de adjudicación de culpas. Lo inteligente y provechoso es identificar los errores, reconocer la causa, asumir la responsabilidad cuando nos compete y, ya después, tomar medidas para rectificarlos y para no volver a caer en la misma piedra. Limitarnos a sentir culpa es como encadenarnos de por vida por lo que ocurrió en el pasado, lo que conduce a un estado de ansiedad que puede derivar en depresiones. Sentir culpa sólo resultará útil cuando esta sensación pueda convertirse en acción. Cuando se aceptan los errores sin sentir un fracaso definitivo y paralizante, el error puede percibirse como una oportunidad de aprendizaje, como una fuente de información de qué cosas van bien y cuáles no. Se trata de un proceso de autoaceptación y mejora que genera autoestima, de aprender a querernos a partir de un diagnóstico certero sobre nuestras acciones menos logradas y nuestras posibilidades de intervenir sobre ellas.
Pautas para comenzar a superar los sentimientos de culpa
Tendremos que comenzar a hacer un pequeño ejercicio de análisis de nosotr@s mismos, siguiendo, de forma ordenada, las siguientes pautas:
Identificar cuales son los sentimientos de culpa.
Analizar en qué situaciones sobrevienen. Donde aparecen con más frecuencia.
Aceptarlos como normales y pensar que son comprensibles. No darle una gran trascendencia y creer que sólo te pasa a ti. Le pasa a todo el mundo. Al reconocer y aceptar estos sentimientos de culpa, resulta más fácil expresarlos y combatirlos
Expresar los sentimientos de culpa. Hablar con otras personas del tema (si es necesario, con profesionales de la psicología) puede ayudar a aliviar este pernicioso sentimiento.
Analizar sus causas. Buscar las razones de estos sentimientos puede contribuir a hacerlos más comprensibles y aceptables.
Reconocer nuestros propios límites. Es muy sano saberlo. reconocer nuestras debilidades y fortalezas. Las primeras para no abarcar cosas que no podemos hacer, y que, a lo mejor, podriamos pedir ayuda. Trata también de enseñarles a las personas que tienen que ver con tu vida y que tratan de manipularte por medio de la culpa, de que tu eres muy capaz de enfrentarte con las desilusiones que les provoque tu comportamiento. El resultado tardará en llegar pero el comportamiento de aquella gente empezará a cambiar cuando vean que no te pueden forzar a sentirte culpable. Una vez que logres desconectar la culpa, la posibilidad de manipularte y de controlarte emocionalmente habrá desaparecido para siempre.
Aprender a dejar vivir a los demás. Aprender a usar la libertad tuya y a respetar la de los demás.

Al final es necesario considerar que la culpa es una emoción auto-anulante, es una elección personal, es una reacción que podemos controlar si hemos entendido el mecanismo que la produce. Uno puede vivir culpable toda la vida, pero la emoción de sentirse libre de toda culpa es como haber recuperado la inocencia y la creatividad, como cuando después de un día nublado por fin sale el sol.
Cuéntanos tu experiencia con los sentimientos de culpabilidad. La tuya o la de la gente de tu entorno. En el trabajo es muy frecuente también. Haznios llegar tus vivencias... son muy útiles para tod@s. Déjanos tu comentario.